domingo, 3 de septiembre de 2023

Una sociedad enferma

A veces el más simple  de los hechos, hasta una pura anécdocta, puede abrir la caja de los truenos y destapar toda la porquería sobre la que estábamos y estamos todavía sentados. 

En el calor veraniego, ponías la televisión y el serial no callaba con un tal Sancho, un nene de 29 años, pinta de pijo madrileño hijo de un famoso actor, que nada mas y nada menos había degollado en Tahilandia a su compañero amante colombiano, según unos, a su socio según otros, descuartizándolo posteriormente  en varios pedazos, que fueron arrojados al mar.

Con cultivo del morbo a cualquier hora, toda la programación televisiva  aparecía enfocada a entender los motivos de tal crimen, dudando incluso de su autoría, a pesar de que el nene había confesado y, por otro lado, a presionar a nuestro gobierno para que fuera poco menos que juzgado en España o al menos cumpliera la pena en nuestro país.

Ni que decir tiene que el supremacismo  se advertía por todas partes, con criticas veladas al sistema  judicial de un " país tercermundista" y cómo no a su sistema carcelario.

Nadie se acordó, por supuesto, que nuestro compatriota el periodista Pablo González, sigue preso sin juicio en Polonia, con 11 horas de reclusión en celda y una hora de patio, después de más de 15 meses y sin señalamiento de juicio. La acusación, espiar para Rusia. El gobierno español, mientras tanto enviando armas a los nazis de Ucrania y totalmente ajeno a esta violación de los derechos a la defensa de un nacional. Por supuesto, que  todos los compañeros periodistas de Pablo,  callados como cobardes, no sea que les vaya el sueldo en ello.

Y cuando ya flotábamos en toda esta miseria, muy indicativa de la grave enfermedad  ética y moral que padecemos, pero que todavía disfrutamos,  gracias a un endeudamiento galopante muy pronto a finalizar, nos desayunamos con el escandalo del siglo por el beso recibido, de parte del presidente de la Federación española a una jugadora de futbol en la entrega de premios del mundial femenino ganado por  España. 

Ni que aquello  fuera el concilio de Nicea, donde el cristianismo estableció y proclamó por primera vez que Cristo ( muerto hacia 300 años) era el hijo de Dios, los medios de comunicación españoles,  todos, que aún un día después  del sacrilegio hacían bromas sobre el particular, de repente comenzaron una  rabiosa y virulenta campaña contra el  peligroso autor de "tamaña agresión sexual".  Fue tal la energía empleada en el despliegue que no solamente trascendió la noticia a nuestras fronteras, sino que hasta hasta la ONU acabó examinando el asunto.

¿ Cómo fue  todo esto posible ? Muy sencillo.  Desde las esferas del gobierno y la secta feminista versión woke Partido Demócrata Norteamericano, que en parte lo rige, se dio la orden. Y los medios, que ni son medios ni nada desde hace mucho tiempo, sino órganos de propaganda, cumplieron a la perfección con quien los subvenciona y les  concede a menudo favores de todo tipo.

Aquello dio miedo, un vendaval de  todos a una: políticos, medios de comunicación, asociaciones y ongs subvencionadas, la Fiscalía, autoridades y hasta varias empresas del IBEX.  Pobres, lo que se dice pobres en la campaña desatada, no se vio a ninguno. Ricos de estética progre, no falto ni uno.  La conclusión para cualquier observador  se hizo  evidente, como aviso a navegantes. Si el poder político, mediático y económico quiere acabar contigo, sin audiencia ni procedimiento legal que te ampare, dicta sentencia y  acabas muerto civil en una par de días junto a toda tu familia. Muchos tomaron nota, pues en lo mas álgido de la campaña hasta se llegó a señalar a las personas del mundo del deporte que hasta entonces habían guardado silencio sin condenar la agresión. Ni la inquisición llegó a tanto.

Para que exista delito de agresión sexual se necesita dolo, es  decir ánimo e intención de atentar contra el bien jurídico protegido, en este caso la dignidad  de la victima ante una agresión sexual no consentida. La intencionalidad vendría definida por el ánimo lidividinoso, sexual   o atentatorio a la dignidad  de la victima por parte del autor de la agresión.

Por las imágenes que servidor ha visto, antes, durante y después del acto, más las declaraciones de la presunta victima a diversas radios y videos divulgados, aquello no pasó de ser un acto de euforia sin animo de abusar sexualmente de nadie  y   por otra parte,  sin existir prueba alguna de que el tal beso  hubiera sido no consentido. Cuando estas líneas escribo no me consta que la víctima haya interpuesto denuncia alguna, a pesar de que el ejército de salvación puritano ( versión yanqui protestante) la ande presionando para que lo haga.

Por otra parte, si el estado totalitario que nos gobierna enseñó la patita y mostró lo que le puede llegar a pasar a un discrepante de cualquier clase, de la misma forma todos pudimos conocer las miserias de nuestro fútbol y sus millonarios protagonistas.

Comencemos por el propio Rubiales, su presidente. Un tipo basto, un gañán, un hombre soberbio y de mal gusto, y quizá un corrupto, pero al cual hasta ahora el poder ha cuidado con esmero.  El sueldo  anual de este sujeto ( hijo de uno de los socialista andaluces complicados en los procesos por ls EREs)   está muy por encima de los 300.000 euros y  es  muy superior al de  nuestro presidente de gobierno. Lo mismo sucede  con los  otros directivos de la estructura federativa nacional y de las territoriales, bañados todos ellos con sueldos de lo más generoso.

¿ Pero qué se puede esperar de nuestro futbol profesional, tan cuidado fiscalmente por el propio estado, con ayudas, exenciones y favores urbanísticos en recalificaciones para dar buenos pelotazos?  Con excepciones, que la debe haber, en los consejos de administración de los clubs de primera división y gran parte de los de segunda, suelen estar en muchos casos empresarios, digamos para ser suaves nada ejemplares, lo mismo que sucede con los también nuestros millonarios futbolistas, tan acostumbrados algunos de ellos a pisar los juzgados.

Esta es la tropa que es la admiración de gran parte de nuestra sociedad. Basta oír hablar a muchos de ellos para darse cuenta que les cuesta construir una oración.

La organización federativa del fútbol es una cloaca y desgraciadamente el pan y el circo de la sociedad, a la que ahora además se está incorporando el futbol femenino para participar del albañal, en absoluto para cambiarlo sino para ampliar un poco más el pudridero. Basta leer las numerosas reclamaciones salariales de nuestras jugadoras una vez que han saltado a la fama. 

Todos queremos ser Messi, todos queremos ser Rubiales.

Las injusticias de verdad se seguirán produciendo, los jóvenes sin vivienda y salario de lo más insuficiente, pero eso sí con patinete, los desvalidos desahuciados, las listas de espera de la sanidad aumentado y  aumentado. Y la cesta de la compra subiendo y subiendo. Pero armas para el nazismo en Ucrania que no falten.

En gran parte vivimos en una sociedad enferma.