Mientras nuestra Justicia funciona cada día peor, la cúspide de su misma estructura sita en Madrid, se permite el lujo de procesar y juzgar al Fiscal General del Estado.
Señoras y señores, un procedimiento ordinario hoy mismo en el orden civil, en Madrid o Barcelona, con suerte son tres años antes de obtener sentencia y en cuanto a la ejecución de este mismo proceso, no les cuento lo que puede suceder en tiempo e inconvenientes. Se puede decir ya, bien alto y claro, que la Justicia ha colapsado, porque por ejemplo, y en otras jurisdicciones como es la Audiencia Nacional, no es extraño que un proceso penal dure 20 años o más, y el procesado, que goza, teóricamente claro, de su presunción de inocencia y del derecho a un juicio sin dilaciones indebidas, según nuestra maravillosa constitución, siga sujeto a medidas cautelares, lo que le impide percibir mas de dos salarios mínimos, ya que el exceso se lo queda el juzgado a cuenta de su hipotética y futura responsabilidad civil.
Pero claro, cuando se trata de eliminar al enemigo político, la celeridad es la norma. Unos y otros, presentes en la Audiencia Nacional y el Tribunal supremo, nombrados en su día por un Consejo General del Poder Judicial, que no es otra cosa que la prolongación de nuestra partitocracia, ante la mas mínima de la denuncias de la prensa y medios de comunicación, todos al servicio de los diversos partidos políticos ( cada medio a su respectivo partido), se ponen manos a la obra, aunque la denuncia en cuestión no sea más que una chapuza, es decir, un arma arrojadiza contra el contrario.
En el caso que nos ocupa, valga una pequeña y previa explicación.
Comencemos : La Comunidad de Madrid está presidida por una señora llamada Isabel Diez Ayuso. Saber, lo que se dice saber, no sabe nada y es una perfecta ignorante, pero en malas maneras, retorcimiento y capacidad de insultar es maestra "cum laude". No en vano tiene de asesor, que le escribe los discursos, a un tal Miguel Ángel Rodríguez, especialista político de alto nivel en todo tipo de porquerías contra sus enemigos. Pues bien, como quiera que el novio de la señora Ayuso resultara acusado de un delito fiscal en los juzgados, por defraudar a la Hacienda pública en la suma de 350.000 euros, el estratega político citado, rey de todas las manipulaciones, informó a la prensa para descargar la responsabilidad del novio, habida cuenta el delito no estaba claro ( eso dijo) que la Fiscalía le había ofrecido un pacto.
Y entonces, se produjo el " escandalo". La Fiscalía respondió, o se supone que respondió, informando a la prensa ( el periodista no dijo quién le había informado) que el tal pacto no había existido, ni se encontraba en trámite de suceder. Craso error: vivimos tiempos en los que la verdad ya poco interesa y lo importante son las formas y la posverdad. Así pues, fueron varias las víboras, que amparándose en una regulación expansiva y nada adecuada del delito de revelación de secretos, que de hecho prohíbe el defenderse a quien ha sido citado de forma inadecuada, atribuyéndole incluso determinadas conductas no realizadas por él, interpusieron las oportunas denuncias ante el Tribunal Supremo. Y poco costó a los denunciantes encontrar un juez simpatizante y más bien muy afecto a todas las tesis de los denunciantes, contra sus enemigos políticos. Léase todo el ámbito del actual gobierno y el partido que lo sustenta.
Ya he dicho al principio que la Audiencia Nacional y el Tribunal supremo, como otras audiencias provinciales, están llenas a rebosar de jueces politizados. Yo, la verdad, no veo delito por ningún lado en el caso del Fiscal, aún apurando la nefasta redacción del delito de revelación de secretos y lo dispuesto en la impresentable Ley de Protección de datos. Pero no me extrañaría una condena, basada en retorcer en todo lo posible la interpretación de la ley. Imaginación a según qué miembros del Tribunal supremo no les falta : ya lo consiguieron, entendiendo imaginativamente como no comprendido en la Ley de Amnistía, el delito de malversación de caudales públicos. Interpretado a su manera, claro. La verdad es que leyendo la ley, hay que poner mucha imaginación para sacar estas conclusiones. De esta forma, Puigdemont sigue en busca y captura.
Va a asistir ustedes esta semana y la siguiente, a una ofensiva agotadora de los mal llamados medios de comunicación. Se trata de peleas dentro del sistema. De los unos conta los otros, usando como instrumento a una Justicia que hace aguas, y que hay que reformar al 100%. La que tenemos no sirve a los ciudadanos.