Les dejo en este nuevo otoño la inmortal pieza musical " las hojas muertas", un símbolo del ciclo de la vida misma y dentro de él, de nuestras propias vidas. Recuerdos, seres queridos que se fueron, belleza y llamada de anuncio de lo que seremos. Dicen que somos la existencia misma y exclusivamente el momento en el que vivimos, pero yo no lo creo así. Como señaló Heráclito, el río siempre es el mismo y a la vez distinto río a cada segundo que transcurre. La memoria es consustancial al hombre y nos acompaña constantemente como una realidad inmaterial. Si la seguimos añorando y la percibimos, quizá sea la mejor prueba de que los seres que la conformaron, todavía existen en nuestro presente como parte de nosotros, en cierta forma.
En un mundo como el actual, embrutecido, violento y absolutamente material, volver al sentimiento y la sensibilidad, nos devuelve a nuestra propia fragilidad, a la quizá autentica realidad. Pasamos. Pero siempre que seamos recordados, existiremos de alguna manera.
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