Si ustedes quieren identificar a un fanático, a un hombre cerrado, nada abierto al exterior y a la postre un tipo peligroso, observen a todos aquellos que interpretan literalmente y estrictamente cualquier texto, norma, ley o doctrina. En la vida secular lo hace el burócrata, impidiendo la finalidad generosa que la ley pretende, utilizándola contra el administrado al que dice servir, y en lo religioso, lo hace el creyente puritano y rígido, desencadenando guerras, persecuciones y genocidios contra los numerosos enemigos de su credo.
Esto es lo que sucedió desde que el Sionismo en el siglo XIX, aliado del Evangelismo protestante, se propuso por cualquier medio devolver al pueblo judío a la tierra prometida, tal como Yahvé, su dios, les había prometido en la Biblia. Lo que el Sionismo pretendió, por tanto, fue devolver de nuevo al pueblo judío a su teológico hogar natural, después de la diáspora a que se vio sometido por su fracasada revolución contra la ocupación del territorio por el Imperio romano 125 años después de la muerte de Jesús.
Por consiguiente el sionismo, aliado de Inglaterra, que desde principios del siglo XX administraba el protectorado de Palestina al final de la I Guerra Mundial, fue introduciendo población judía en el territorio en detrimento de sus habitantes palestinos. Ya se sabe que, donde aparece Inglaterra, siempre hay un problema. Cuando en 1948 cesó el protectorado, la ONU dividió el territorio en dos estados ( judío y palestino), pero los sionistas arrasaron más de 500 aldeas palestinas ( episodio conocido como la Nakba) y expulsaron de su tierra y propiedades a más de 700.000 palestinos, quedándose así con todo el territorio.
No es de extrañar por ello que, a dichos acontecimientos, siguieran tres guerras, en 1956, 1967 y 1973 entre los países árabes e Israel; las dos primeras declaradas por Israel en busca de ampliar sus fronteras en los términos expuestos en la Biblia, lo que se conoce como el gran Israel. Como resultado de los conflictos, el país hebreo se apropió de Cisjordania y los altos del Golán en Siria.
Desde entonces, Israel sólo ha hecho que seguir expulsando palestinos y robando las tierras de los que quedaron, creando para ello nuevos asentamientos, amén de reprimir y asesinar a todo lo que le ponía por delante.
Israel tiene el dudoso honor, de ser el país que no ha cumplido ni uno solo de los mandatos de la ONU, sin perjuicio de haber bombardeado las instalaciones del organismo internacional.
El genocidio que está cometiendo el sionismo a las vista de todo el mundo, desalojando y exterminado todo lo que le viene en gana en la Franja de Gaza, campo de concentración al aire libre, donde hasta pescar les resultaba prohibido a sus habitantes, sólo puede explicarse desde lo más íntimo de una doctrina criminal que bebe de la literalidad de los textos bíblicos.
Nada debería resultarnos extraño. Basta un somero estudio del Pentateuco y los Libros históricos para conocer a) que ellos, el pueblo de Israel es el pueblo elegido por Dios, con el que forjó una alianza b) si le obedecían y adoraban Yahve los llevaría después del éxodo a la tierra prometida y vencerían a sus enemigos ; por el contrario si desobedecían, recibirían el oportuno castigo y serían vencidos por sus enemigos.
Pero lo peor, y esto explica muchas cosas, es que no solamente Israel cree actuar y actúa al margen de cualquier ley, norma o derecho internacional, pues le ampara un mandato divino, lo grave y poca gente lo sabe es que su dios es vengativo y cruel. No es el dios de la misericordia y la clemencia del Nuevo testamento, libros sagrados que la religión judía no reconoce. El libro de Josué 6-7 y 10-11, relata la conquista de la tierra prometida. Con ese fin, el pueblo de Yahvé recibe las órdenes de " destruirlo todo", salvo el oro y plata para adorarle, y así mismo acabar con todos sus enemigos: literalmente dice " no dejar con vida nada que respire". Y sino cumple, y manifiesta la mas mínima piedad, incurrida en el "Jerem", en anatema o grave reproche. A su Yahvé le dará igual un niño, un anciano o un enfermo.
Los libros canónicos de la Biblia admitidos por el protestantismo y el judaísmo, al contrario que sucede con el catolicismo, son los mismos, y ambas religiones toman al pie de la letra los pasajes del libro sagrado. No es de extrañar pues el apoyo que se presta en los EEUU a la causa sionista. Estados Unidos fue fundado por protestantes puritanos de lo mas radical, que al desplazarse desde Inglaterra al nuevo mundo, interpretaron estar ungidos por dios de la Biblia para ocupar una segunda tierra prometida y vencer en ella a todos sus enemigos. No es extrañar por tanto, que apenas dejaran indios y los exterminaran a casi todos.
Señoras y señores, ahora me figuro comprenderán muchas cosas. Se dice que la religión judaica es monoteísta, pero yo no lo tengo tan claro. Yo mas bien creo que es monólatra. Yahvé era uno más de los muchos dioses de la antigüedad: él fue quien eligió al pueblo judío y éste se comprometió a adorarle en exclusiva. Al pacto, se le denominó la Alianza.
Yahvé. del que se han encontrado papiros que lo representan, al igual que a su esposa Asera, es un ser de aspecto maligno y en la cabeza lleva dos puntas a modo de cuernos ( en cuanto pueda subo al blog el dibujo).
El Sionismo no se detendrá ante nada. Los sionistas creen obrar por mandato divino. Los fanáticos son el mayor peligro de la humanidad.
Y por favor, a ver si se callan, ellos ( los sionistas) y los medios de comunicación que controlan, que son casi todos, con lo del antisemitismo. Los palestinos, asirios y arameos también lo son. El judaísmo es una religión no una raza y precisamente mas del 80% de los pobladores del actual Israel, son Jázaros. Es decir, oriundos de un pueblo- caucásico túrquico que se asentó en la Europa central y del este, y se convirtió al judaísmo.
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