martes, 2 de diciembre de 2025

LLeida y Huesca : ya no es como fuera antes

Las provincias de Lérida y Huesca siempre fueron dos provincias hermanas, además de contener ambas una tipología geográfica semejante y una estructura económica similar. Las relaciones humanas y comerciales entre ambos territorios han sido constantes  desde hace siglos. No es extraño pues, que varios municipios de la provincia de Huesca, en la zona conocida como la Franja, hablen catalán y al haber pertenecido ambos a la Corona de Aragón, hayan compartido  delimitaciones eclesiásticas y poder político. El obispado de Lérida comprendía hasta 1995  las parroquias  de varios municipios aragoneses de la Ribargoza y el Cinca medio en la provincia de Huesca;  y el catalán, junto al aragonés, y ya a partir del siglo XV, el  castellano, fueron los idiomas utilizados en las Cortes Generales de la Corona de Aragón, cuando estas  eran convocadas  en la ciudad de Monzón. Es más, los territorios fronterizos entre Cataluña y Aragón sufrieron varias modificaciones : concretamente el Rey Jaime I llevó Cataluña hasta el rio Cinca y posteriormente hubo de anular la medida.

Hecho este preámbulo, el objeto del artículo pretende versar por el  estado  y las relaciones a día de hoy entre ambas provincias. Y con tristeza, suma tristeza, me atrevo a afirmar que la relación la veo en estos momentos bastante deteriorada. La causas son recientes. Hasta principios de los años noventa del pasado siglo, en toda Cataluña ser aragonés y más de la zona fronteriza con Lérida, despertaba simpatía, y me atrevo a decir que los catalanes en general mantenían, cada cual a su manera, el  recuerdo de lo que fue la Corona de Aragón,  o lo  que es igual,  dos regiones distintas unidas en una asociación confederal con un mismo monarca.

Pero las cosas comenzaron a cambiar  a finales de los años ochenta del pasado siglo. Sectores total y absolutamente retrógrados  en Aragón, tanto en  lo religioso como en  lo político, comenzaron a sentar  las bases para quebrar la convivencia con Cataluña, y en especial con la provincia de LLeida.  Se trató de los herederos  de aquellas Uniones nobiliarias aragonesas que tan amargamente hubieron de sufrir reyes como Jaime I, Pedro III y Pedro IV, quien finalmente hubo de derrotarlas. Estas uniones en busca de sus exclusivos, egoístas e  injustos privilegios- nunca del pueblo al que sometían-  llegaron incluso a secuestrar a Jaime 1 en su  adolescencia para forzarlo a reconocer sus intereses. Fueron los mismos sujetos que en aquel entonces se presentaban ante el Rey con la conocida formula de " Nos que somos igual que Vos, y que todos juntos somos más que Vos.....".   Por cierto, este es el momento ( así  están las cosas) en que todavía una de nuestras instituciones profesionales, presenta dicha declaración nobiliaria  como blasón   de las libertades aragonesas en su página web.

Han pasado los años,  y estas oscuras fuerzas, con otros nombres, siguen todavía ahí.  Son las mismas que ya identificara el ilustre aragonés, vecino de Monzón,  Joaquín Costa en su inmortal obra  "Oligarquía y Caciquismo".  En las fechas ya citadas y aprovechando  el desempeño del trono de Pedro del archiconservador Papa polaco Wojtytila, que tomó el nombre de Juan Pablo II, maniobraron en el Vaticano para segregar las parroquias del Cinca Medio y la Ribagorza  en Huesca del obispado de LLeida y añadir estas a una nuevo obispado ahora denominado Barbastro- Monzón. Conseguido su objetivo, desataron toda una campaña en reivindicación de los bienes sacros de dichas parroquias, poco menos que insinuando que dichos bienes, que se encontraban guardados y protegidos en el obispado catalán, habían sido saqueados a los aragoneses por  el "expansivo nacionalismo catalán". No hubo forma de llegar a un arreglo  razonable para ambos obispados y la iglesia se puso de perfil en el contencioso. Lo cierto y verdad es que los bienes se residenciaron en su día en el obispado de LLeida, con el fin de evitar los frecuentes saqueos de los que fueron objeto,  y en algunos casos  ventas ilícitas a manos de los propios párrocos de las iglesias en cuestión  ¿ Se acuerdan ustedes del famoso saqueador Eric el Belga?

Se puede afirmar, sin duda, que sin la acción del obispado de LLeida, en gran parte los bienes  se habrían deteriorado o desaparecido.  Pero en el litigio, que como todo el mundo sabe acabó en los juzgados, nadie dio las gracias al obispado catalán y sigue sin hacerse.

El caso es que este litigio, y el semejante de los bienes sacros de Villanueva de Sijena ( en este último pleito, igualmente se habrían perdido  los bienes de no haber sido adquiridos  y protegidos por la Generalitat) han sido y fueron instrumentalizados por sectores del partido aragonés regionalista ( PAR) para desatar y fomentar en la opinión pública aragonesa una fobia anticatalana, como es habitual en esta retrógrada formación política.

No es que la formación política que citamos, heredera del más rancio caciquismo aragonés, sea muy numerosa, ya que  hoy se encuentra  afortunadamente cuasi extinta.  La verdad es  que la formación  nunca ha pasado de un 10% del electorado, pero siempre con ese porcentaje, bien al lado del PP o del PSOE ha sido la muletilla que  durante mas de 30 años ha condicionado la política aragonesa, quitando y poniendo gobiernos. Así pues, este partido, en sus alianzas con un PSOE sin ideología y vacío de contenido, salvo el disfrute de buenas prebendas y muníficos sueldos, ha impedido reconocer que en la Franja oriental de Aragón ( Huesca, Teruel y parte de Zaragoza) se habla catalán, así como de protegerlo y llevarlo a la escuela adecuadamente

Fueron años en los que hablabas con un militante del PSOE, con cargo institucional, claro, haciéndole ver el estado de la situación y este te respondía con la manida frase de que  "es  que sino gobernará la derecha", como si el propio PSOE ya no lo fuera y el PAR no se tratara de una formación que hiciera parecer al PP como liberal progresista.

Finalmente, y estos días el PAR, gracias a diversos escándalos financieros y políticos ( los tribunales han llegado a anular hasta alguno de sus congresos) se encuentra, como hemos manifestado, en vías de su definitiva extinción.

Pero lo cierto es que el mal ya está hecho, y restañar las heridas entre las dos provincias hermanas va a llevar tiempo.

Los aragoneses de la zona oriental a la que pertenecemos, seguimos yendo siempre en términos comerciales a LLeida y también muchos habitantes de la Franja, disponen de una excelente asistencia en el Hospital Arnau de la misma ciudad, que por cierto el hospital de Barbastro, ignorado por el gobierno aragonés, no les presta.

Soy de Monzón, sigo yendo a LLeida con mucha frecuencia, ciudad en la que curse parte de mi bachillerato y siempre he sido tratado con amabilidad y educación. Pero tengo la sensación de  que las cosas se han enfriado. Antes era casi un paisano, un amigo del pueblo catalán, y ahora me quedo en cliente, bien atendido eso sí, pero sin el cariño de antes.

Este es el resultado de políticas ignorantes, caciquiles, fanáticas y cavernícolas. LLevará tiempo restañar las heridas, a pesar de que de que la colaboración entre ambas provincias sólo ventajas se pueden derivar para ambas.

PD.- No poco ha contribuido también, en cuanto al enfriamiento se refiere, la actitud de políticos como Lambán durante y después del proceso independentista. Nada tengo contra él en lo personal y que en paz descanse, pero es cierto que siempre se distinguió por una fobia anticatalana que no pudo disimular.