martes, 15 de octubre de 2019

La sentencia, lo que está sucediendo y lo que sucederá

Iba a escribir sobre la sentencia. Hasta ahora he leído unas 60 páginas, lo suficiente para examinar los hechos probados. Me he detenido cuando al llegar a las conductas enjuiciadas, respecto de Jordi Cuixart y Jordi Sánchez en los alrededores de la Consejería de Economía de la Generalitat en Barcelona, he comprobado cómo la narración de lo sucedido nada tiene que ver con lo que acaeció y todos hemos podido ver en los diferentes videos difundidos. En definitiva, se trata de un relato imaginario para después poder subsumir en él toda la doctrina jurídica que haga falta. A partir de ahí, seguiré leyendo ( la sentencia son más de 400 páginas) pero ya me imagino la calidad de los razonamientos que faltan.

Por lo tanto, después de un examen más exhaustivo, volveré en su análisis más pormenorizado sobre la misma. Lo que si he comprobado no obstante en la letra gorda, es que la base de la condena se fundamenta en el art. 544 del Código Penal,es decir en el delito de sedición.

En la actual redacción de este precepto, si se extiende esta doctrina, creo que estamos entrando en un terreno muy peligroso. Ya no van a bastar al régimen del 78 los delitos de odio, enaltecimiento del terrorismo y su apología, para a modo de cajón de sastre condenar a cualquiera que moleste al orden establecido. Ahora se refuerza este dispositivo con la sedición.

El precepto es lo suficientemente ambiguo y mal redactado para que cualquier opositor quepa en él. Pues si cualquiera que se alce ( hasta levantar la voz más de lo normal puede ser alzarse) de forma pública ( cualquier cosa fuera de tu casa lo es) y tumultuaria ( la reunión de varias personas ya es casi un tumulto) para impedir por la fuerza o fuera de las vías legales la aplicación de las leyes o el ejercicio legitimo de éstas a sus funcionarios o de las resoluciones administrativas o judiciales, es reo de sedición, mal vamos. Piénsese en las concentraciones para evitar un desahucio o en cualquier tipo de protesta no autorizada.

El régimen del 78 con toda su arquitectura agonizante es una bestia herida y se defiende a zarpazos. Y en esas estamos con leyes de seguridad nacional, también conocida como mordaza y otros instrumentos jurídicos que desde hace años campan por sus respetos, como la Ley General Tributaria, que casualmente a cualquier disidente le puede caer encima.

Un día les comentaré cómo se las puede gastar estos señores de la Agencia Tributaria, y ojalá no tengan que padecer alguna de sus actuaciones.

Todos somos conscientes que la cuenta atrás del agónico régimen ha comenzado. Y lo ha hecho por Cataluña como estamos viendo estos días. Podría haber sido por cualquier otro lado o situación pues, cuando un cuerpo está enfermo de verdad, una gripe, un catarro o la rotura del peroné le puede llevar a la defunción absoluta.

Les decía que este régimen está a la defensiva y para sobrevivir acabará reprimiendo a mansalva, pues producto de su decadencia, es incapaz de hacer otra cosa.  Y lo hará, no lo duden. En estas últimas horas ante la oleada de protestas que se le viene encima desde Cataluña, el ministro del interior ha amenazado con que están indagando quién esta detrás del Tsumani democratic, como si se tratara de una organización terrorista.

Yo le voy a contestar al ministro : detrás el Tsunami está la organización de un pueblo que ha dicho basta. Y cuando detengan a cuatro cabezas de turco, que serán acusados de terrorismo o cualquier otra barbaridad, serán reemplazados por otros, y así sucesivamente. Y es que la historia enseña que cuando el pueblo ( el catalán por ahora ) se pone a andar, no lo va a parar nadie. No son los tiempos de 1936, cuando para hacerlo fue necesario todo un ejercito, 50.000 rifeños, 15.000 portugueses y 50.000 italianos, más todo el apoyo de las aviaciones de italia y el nazismo alemán (Legión Condor), amén de la cobarde complicidad en forma de neutralidad de Francia e Inglaterra.

Ha comenzado la cuenta atrás. Serán meses o unos años quizá, pero el edificio se cae.




















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