Y siguen como papagayos
insistiendo ( bla, bla,bla,) los medios mesetarios ( buenas
subvenciones reciben) que España en un estado social y derecho.
Magnífico. Si está tan claro que lo es , no sé porque se gasta
tanto dinero el Estado ( España global) en divulgar en medios
extranjeros, el que sí somos una democracia y un estado de derecho.
Y es que los principios generales del derecho no fallan : dice uno de
ellos en latín : “ excusatio no petita, acusatio manifesta”. No
lo traduzco porque creo que se entiende perfectamente
Más
valen todos los hechos, que mil y una propagandas. Por eso, en las
últimas 72 horas, se han producido tres noticias, que junto a otras
muchas, me invitan a sostener que España está comenzando a dejar
de ser un estado de derecho, y lleva camino de derivar en una
democracia a la turca.
Analicémoslos
:
1.-
EMBARGABILIDAD DEL SALARIO MÍNIMO INTERPROFESIONAL.
La
Ley de enjuiciamiento civil ( de ahora en delante LEC)- y los
estatutos de recaudación de las diferentes administraciones públicas
se remiten a esta- establece que el salario mínimo interprofesional
( de ahora en adelante SMI) es inembargable y también las rentas que
no alcancen ese mínimo. Eso mismo decía la LEC en tiempos del
general Franco, y lo mismo dice ahora. Pero como al monstruo de las
cuatro cabezas, es decir a la Agencia Tributaria, no le ha parecido
bien lo que dice la ley, en su voracidad confiscatoria y de un
tiempo a esta parte han comenzado a embargar cuentas bancarias donde
exclusivamente algún que otro excluido social ( casi el 30% de la
población de este país está en esa condición o muy cerca de ella)
percibe prestaciones de cualquier tipo que no alcanzan o no superan
dicho SMI.
En
suma, que el asunto ante tamaña arbitrariedad, ha llegado al al
Tribunal supremo. Y los ingenuos se habrán dicho: por fin nuestros
jueces independientes ( es un decir) lo van a arreglar. Pues no,
dicho señores no lo han arreglado. La doctrina del alto tribunal ha
sido la siguiente : es embargable aquella parte del SMI que no se
haya consumido en el mes. O sea, todas las viudas, parados y
perceptores de ayudas sociales, el día 1 de cada mes, haciendo
guardia la noche anterior, a retirar sus prestaciones de sus cuentas
en los bancos.
Y
esta cosa, se hace llamar régimen constitucional social y de
derecho. Pues adelante, que las palabras son gratis.
2.-
DERECHO A LA DEFENSA EN EL PROCESO.
Ya
se está poniendo de moda detener y encausar al abogado de todo aquél
que molesta. Empieza a haber precedentes. El de hace unos días, lo
sucedido a Gonzalo Boye, abogado de Carles Puigdemont. Había
colaborado según la guardia civil y toda la basura de prensa
madrileña que recibe sus filtraciones en blanquear capitales en
beneficio del narco Sito Miñanco. Pues bueno, sumario abierto en la
Audiencia Nacional ( el tribunal político que tiene el régimen) y
declaración del encausado, más registro de su despacho, correo
electrónico y móvil del letrado.
Resultado:
no había tal. En libertad, sin medidas cautelares y sin cargos. Pero
claro, sus correos electrónicos, me figuro que copiados, como su
teléfono, ya han sido leidos.
El
artículo 24 de la CE ( constitución española) lleva camino de ir a
uN museo. Como el 47 que garantiza una vivienda digna a todos los
españoles. Este, por lo menos a título de broma es interesante.
3.-
PROHIBICIONES A LOS PARLAMENTOS.
Parlamento viene de parlar,
hablar, debatir. Menos en España que con su régimen a la turca, ha
establecido vía su Tribunal Constitucional que en algunos de sus
parlamentos, como el catalán, no se puede parlar de todo. En
concreto no se podrán debatir mociones sobre la corona y la
autodeterminación. Hacerlo- más código penal la herramienta
preferida del régimen- supondrá incurrir en delito de
desobediencia.
Y pensar que todas las
democracias occidentales crearon en su día la institución de la
inmunidad de sus parlamentarios, con el fin de protegerlos de sus
expresiones y opiniones.
Estos no sabían de qué era
capaces algunos españoles : los de Trento, las cruzada y la reserva
espiritual de occidente en forma de ley, adulterada y prostituida con
la interpretación de muchos tribunales, designados por el poder
político.
“Cuando la tiranía es ley.
La revolución es orden”, leí hace poco en una pancarta. Pensé,
releyendo a Joaquín Costa, que nuestro polígrafo dejó escrito
algo similar.
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