lunes, 17 de enero de 2022

Sapore di Sale, belleza y poesía

 

A poco que se lea sobre biología una de las conclusiones es que la especialización en casi todos los órdenes supone un empobrecimiento y la diversidad un enriquecimiento. Vale el principio en lo genético, pero también sirve en lo cultural.


Uno ya ha cumplido años, quizá demasiados, y recuerda como en su juventud se escuchaba música de los Estados Unidos ( me acuerdo de Paul Anka, quién no conoce la pieza “Diana” o “Danse little girl), pero a la par que nos deleitábamos con el cine de cualquier nacionalidad, llegaban a nuestro país piezas excelentes de la música, francesa, griega, siempre de Latinoamérica y sobre todo de Italia. Las podías escuchar en cualquier radio, televisión o verbena. Era lo habitual.


Quién no recuerda la sensibilidad y la belleza de piezas como “Sapore di Sale”, de Gino Paoli o “Roberta” de Pepino de Capri. Les aconsejo las escuchen por You Tube ( letra y música).


¿ Dónde están hoy esos trobadores? ¿ Dónde está Doménico Modugno y su pieza el “ viejo Frac”. Con notables excepciones ya sólo se escucha música de consumo ( que no para el alma) y en inglés.


Escribo estas líneas a la vuelta de comprar en un supermercado de la cadena Bon Preu, que en mi pueblo se llama” Orangután”. Toda la anodina música de fondo de su establecimiento consiste en hilo musical de canciones y canciones, donde resulta casi imposible distinguir unas de otras. Son todas ellas de muy baja calidad, por no decir ínfimas. Parecen creadas por un ordenador, que sólo habla inglés.

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