sábado, 10 de septiembre de 2022

La muerte de la abuelita : damos pena y vergüenza


 

Da vergüenza y pena a la vez ver cualquier televisión o comprobar el comportamiento y pleitesía de muchas de nuestras autoridades. LLevamos más de tres días analizando la muerte de Isabel II de Inglaterra en cualquier medio, da igual que el programa sea un informativo o un programa deportivo. No conozco un despliegue semejante  al fallecimiento de ningún personaje nacional, salvo el de Francisco Franco, claro.

El despliegue responde a lo que en realidad, tristemente, es España, no otra cosa que una colonia del mundo e intereses de los anglosajones. Es evidente que, como dice un conocido profesor de ciencia política argentino, España es  hoy mismo una colonia feliz. Y añade : por el momento ; no sin cierta razón pues sobrevivimos agarrados como a un clavo ardiendo a una UE, que se hunde.

Nuestra casa real, tiene su bandera a media asta, y los presidentes de las comunidades autónomas de Andalucía y cómo no la de Madrid, han decretado tres días luto. Y esto lo han hecho los señores de la banderita en la pulsera y el folclore patriótico, con  el Reino Unido,  es decir, con  el peor enemigo ( y lo sigue siendo) que haya podido tener España (incluidas todas sus comunidades autónomas) desde  finales del siglo XVII.

Estamos hablando de un imperio que fue, pero que acoplado hoy en día al de sus hermanos de allende el atlántico, los EEUU, sigue proporcionado al mundo dolor, injusticias, explotación y crímenes por donde pasa o haya pasado. 

En su haber cuentan los antecesores de su graciosa majestad, con genocidios en la India, el nacimiento del estado de Israel, Irlanda, Iraq y las guerras del opio en China, sólo por citar una pequeña parte de sus hazañas.  Podría decirse, sin errar, que por donde han pasado han dejado un conflicto con el que mundo actual debe lidiar.

Esta señora ( vean la foto) perteneció a una familia, los Windsor, con amplias simpatías nazis, en especial el tío de la fallecida, el tal Eduardo. Ahí los tienen en la foto levantado el brazo ( incluida la fallecida) en aquellos tiempos de los años treinta del siglo XX, cuando los esfuerzos de la asquerosa nación consistían con coquetear con  la Alemania nazi para ver si esta dirigía sus amplias expansionistas contra la Rusia soviética.

Sólo el matrimonio de Eduardo con una divorciada, le impidió su acceso al trono.

Para mi, lo sucedido estos días, es una muestra más de la terminal decadencia de nuestra nación. No somos nadie, ni nada, si acaso los bufones  de los que nos someten y nos llevaron a la ruina, cultural y material, con la colaboración evidente, antes y ahora, de las llamadas elites nacionales, en realidad unos vendepatrias.



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