He estado meditando sobre escribir en relación a los últimos sucesos acaecidos en Perú. Por fin me he decido, porque pienso que del sainete se puede pasar, más pronto que tarde, a la tragedia.
Apenas conozco Perú, pues por motivos profesionales sólo he visitado este país en una ocasión, y por unos días su capital Lima ; días suficientes para darme cuenta de la mentalidad de sus élites criollas y el racismo disimulado ( y a veces ni eso) de las mismas.
Si bien el racismo de las élites criollas es moneda común en buena parte de Latinoamérica frente a los pueblos originarios, como he podido comprobar, en Perú obtuve la impresión de que en ese país se acentuaba mucho más el fenómeno. Había letreros a la entrada de muchos restaurantes o de grandes superficies, adhiriéndose estas a disposiciones legales y sus ventajas a favor de apoyar la integración y rechazar la discriminación en sus establecimientos, señal de las malas practicas que existen en su sociedad. Y es que en Perú, acaso el 30 % o más de sus habitantes sean indígenas puros o "cholos" como se les llama un tanto despectivamente, otro 40% o 45% % serían mestizos y el resto, blancos de origen europeo, llamados los "blanquitos".
Los blanquitos en Perú, con sus lógicas excepciones, son muchos más reaccionarios, feudales de mentalidad colonial y lacayos del imperialismo yanqui que muchas de las otras elites de los diversos países de Latinoamérica. A las elites peruanas se le notan a una legua sus maneras y Vargas Llosa por ejemplo, es uno de sus representantes. No en vano Perú fue el último territorio que, en las guerras de la independencia, perdió la corona de la España, dándose además la particularidad de que muchos de los cholos no llegaron a apoyar la tal llamada independencia, temiéndose que las elites criollas que de hecho ya los gobernaban, sin el tenue control de la metrópoli española, pudieran llegar a ser incluso, ya sin corsé, mucho más explotadoras que esta.
El caso es que desde la independencia, y con periodos muy cortos de excepcionalidad, como la dictadura de Juan Velasco Alvarado que no llegó a concluir ninguna revolución efectiva, las elites de los blanquitos han controlado toda la economía del país y enteramente todo el aparato del estado : poder legislativo, judicial, prensa, radio y televisiones al completo, etc, bajo la supervisión del amo del norte, que es quien manda y ordena de verdad.
Resultado de todo ello, ha sido una enorme corrupción que nunca ha cesado y una enorme pobreza y desigualdad social, de más del 70% de los peruanos, mientras se han ido sucediendo gobiernos estos últimos años, en los que si uno era ya corrupto y ladrón, el siguiente conseguía mejorarlo.
Perú es un país que fruto de sus injusticias sociales, llegó a alumbrar una guerrilla maoísta, denominada Sendero Luminoso, la cual ocupó partes del importantes del territorio y puso en jaque al poder, hasta que fue brutalmente reprimida por el ex mandatario Fujimori, hoy en la cárcel por corrupto y asesino.
Hoy todavía quedan restos de Sendero Luminoso operando en Perú, sin bien de forma muy marginal.
Y en estas, un buen día, hace apenas un año, apareció en escena nuestro hombre, Pedro Castillo, una buena persona, humilde, cholo, maestro rural, voluntarista y sin formación política.. Ganó la presidencia del Perú en elecciones reñidas, pero el congreso legislativo lo siguieron controlando los partidos de los blanquitos. Pedro, dijo querer modificar la constitución ( una herramienta a medida de los de siempre) a través de un proceso constituyente y así invertir mucho más en educación y sanidad para su pueblo. ¡ Qué quiso decir el pobre hombre ¡ : se le echaron encima todos ¡ : la prensa tildándolo de comunista chavista y castrista, el parlamento rechazándole sus nombramientos de ministros y finalmente le impidieron gobernar, acusándole de todo lo que uno pueda imaginarse.
He dicho que Pedro Castillo es una buena persona, pero de ahí no pasó nunca. A mi juicio carecía y carece de preparación política y cultural, y su ideología es algo muy difuso, como la del partido político que lo aupó, Perú libre, un conglomerado de oportunistas y gente sin las ideas claras. Pedro, la verdad, nunca pasó de querer lo mejor para todos, sin saber quién controla y ha controlado de verdad el poder en su país, y además quiso llevar a cabo sus medidas ( no le dejaron tomar ninguna) sin molestar a nadie, complaciendo a sus enemigos y por supuesto al amo del Norte. Algo totalmente imposible.
Recuerdo como un día, viéndolo en televisión, dos hienas del periodismo le preguntaban de donde iba a sacar todo el dinero para su anunciado gasto social y el pobre hombre no sabía como salir del apuro sin molestar a los sectores pudientes.
En la misma entrevista, muerto de miedo, tuvo que condenar, cómo no, a Cuba y Venezuela, que por lo visto en un país lleno de pobres de solemnidad como Perú, era lo más importante.
Así ha transcurrido casi un año, con parálisis del gobierno, decepción de todos los sectores de izquierda y los cholos que lo auparon, pensando que se trataba de un nuevo Evo Morales, de un indígena como ellos, hasta que desde el poder le tendieron la trampa, pues los blanquitos, ni siquiera a Pedro podía tolerar.
Alguien le convenció de que que disponía de facultades para disolver al congreso de los diputados. Pedro picó y anunció la medida. El tribunal constitucional en menos de 48 horas se la anuló, el ejército, la judicatura y la policía se opusieron, y no contentos con declarar nulo el decreto presidencial, que con eso hubiera sido suficiente en cualquier país europeo, mandaron detenerlo sin que Castillo hubiera desobedecido el pronunciamiento judicial.
En estos momentos hay malestar en la calle y se suceden las manifestaciones, alguna de ellas violentas, sobre todo de los cholos y pobres que llevaron a Castillo al poder, reclamando nuevas elecciones.
Veremos qué desembocará todo ello. Pero Perú, hoy, es una caldera a punto de explotar.
Para la próxima, sea quien sea el candidato de la izquierda, primero que seleccione de forma exhaustiva a sus acompañantes y colaboradores, y segundo tenga las ideas claras y sepa que tener el gobierno no supone conquistar el poder.
El nuevo Pedro Castillo, si es que triunfa, carecerá de nuevo del poder. Y por lo tanto, lo primero que deberá hacer es utilizar, llamándolos a la movilización constante, al único activo del que dispondrá : los pobres, los cholos y los marginados. Lo que Castillo nunca hizo.
No hay otro camino para la transformación. También el nuevo candidato, si es que consigue la presidencia, deberá informar a sus partidarios que la lucha será larga y difícil.
Los blanquitos no se irán por la buenas.
PD.- Después de escribir el artículo, veo en las noticias que un locutor de una televisión limeña, antes las constantes protestas que se vienen sucediendo después del golpe contra Pedro Castillo, nada más y nada menos en la retransmisión abogó porque la policía disparara a la cabeza a los manifestantes. El locutor, un blanquito más, se llamaba Phlippe y no recuerdo su apellido, pero era de origen germánico.
Cuento todo esto, más que nada, para que los europeos que me lean conozcan como piensan las élites criollas.
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