Como lluvia fina van llegando noticias a los medios. Primero fue la
UME quien detectó el drama que se escondía en la residencias de
ancianos. Una vez mas, Madrid era el foco. Pero poco después se ha
ido sabiendo que el drama no sólo se circunscribía a Madrid y sus
residencias, sino que en otras regiones también ocurría lo mismo
aunque en menor medida.
El
caso es que ahora sabemos que a muchos ancianos se les dejo morir.
Los Hospitales y las UVIS estaban a rebosar y la “mejor sanidad
del mundo”- es un decir, claro- estableció, al menos en Madrid, los
oportunos protocolos para que los ancianos con ciertos años y
patologías crónicas, no fueran derivados a los hospitales. Los
dejaron morir con omisión del deber de socorro ( figura esta
contemplada como delito en el Código Penal), eso sí, todo con su
protocolo correspondiente en marcha, palabra maldita esta- producto de la amoralidad
del tiempo en el que vivimos- que permite hacer a la administración
pública los mayores tropelías. Porque vamos a hablar claro, el
protocolo son una serie de procedimientos para cada caso, mediante
el cual, si lo sigues aunque te lleves por delante a media ciudad,
salvarás tu responsabilidad y no te sucederá nada. Ese es el origen
de esta práctica administrativa. El fin, la decencia, la moral, la
buena fe, la solidaridad para con los demás, el esfuerzo añadido,
la responsabilidad, la competencia profesional y muchas otras
virtudes es lo de menos, lo importante es agarrarte a un buen
protocolo y como si se quiere hundir el mundo. Como dijera el clásico
: ande yo caliente, ríase la gente. Viva el egoísmo y el
individualismo. Y si algún día tengo algún remordimiento, ya
participaré en una carrera solidaria o haré un donativo a cualquier
ONG.
Ya lo saben: que el caso requiere una atención diferente o personalizada. No le harán ni caso aunque se esté muriendo, primero es el protocolo y así salvo mi responsabilidad, se dirá el burócrata.
Ya lo saben: que el caso requiere una atención diferente o personalizada. No le harán ni caso aunque se esté muriendo, primero es el protocolo y así salvo mi responsabilidad, se dirá el burócrata.
Pero
lo más grave estaba por llegar. Se ha sabido que, como suponíamos,
lo comentado hasta ahora rezaba exclusivamente para la sanidad
pública. Porque si pertenecías a una mutua privada, ya no te
morías en la residencia sólo y como un perro ; en este caso te
venía a buscar una ambulancia y eras hospitalizado en la sanidad
privada. Y quién tiene una mutua privada ? . Respuesta : pues todo
aquel que pueda pagársela, más la gran mayoría de los funcionarios
públicos de este país. El que quiera sacar conclusiones, que las
saque.
Y a
este engendro de país en el que vivimos, con un rey emérito a la
cabeza, que es un ladrón, y su sustituto un señor que después de
años y años a su lado, no sabía nada de las andanzas de su padre, le llaman algunos
pomposamente y lo repiten cada vez con más energía, un
Estado de Derecho. Y añaden para mejorar la ignominia: social
y democrático. Otros, hasta se atreven a mejorar el producto y
dicen aquello de que somos “un gran país”.
Cínicos es poco para estos sujetos.
La
sociedad civil también tiene gran parte de culpa, dejando hacer a unos
cuantos, participando de canongías y prebendas otros muchos.
Mientras morían los ancianos sin mutua privada siguiendo los
protocolos criminales ( y han sido miles), una gran parte de la sociedad cantaba
Resistiré, a los niños asomados a los balcones la policía
municipal les felicitaba con música el cumpleaños y se aplaudía a
los sanitarios, cuando mejor que aplaudirles hubiera sido dotarlos
de epis y hacerles inmediatamente los test, pues no en vano hemos
sido el primer país - y destacado- en el contagio de profesionales
de la medicina y enfermería.
Ha
habido mucha hipocresía y mucho mirar hacia otro lado. Calidad ética
y ciudadana, mas bien poca. Somos un país enfermo y cada vez estoy
mas convencido. Ya lo demostramos organizando hace pocos años una
burbuja inmobiliaria que asombró al mundo y de la que todavía no
nos hemos recuperado. Recuerden como en aquel entonces de forma
ovejuna se repetía aquello de que “ un piso nunca baja de precio”
y dentro de poco íbamos a entrar en la “champiosn league”.
Hemos
vuelto a dar la talla otra vez de lo que somos capaces. En estos
días, la prensa europea nos acusa de haber dejado morir a muchos de
nuestros viejos. Hemos dejado morir a nuestros ancianos, es verdad. Buen
trabajo para la “ marca España”. La prensa alemana , en concreto el diario ärzte zeitung, calcula en mas de 19.000 los ancianos muertos en residencias.
Por último, lo que me llama la atención, es el silencio de nuestra jerarquía
eclesiástica y su 13 televisión, tan prestos como suelen estar a defender la vida. Y distingo entre estos fariseos hipócritas y
los auténticos cristianos, que seguro estarán tan horrorizados e
indignados como yo.
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