sábado, 7 de agosto de 2021

No han tenido bastante con la sentencia de los bienes sacros, ahora quieren, como sea, enemistar a dos pueblos hermanos.

 

El problema lo creo el Papa polaco, Juan Pablo II. El Problema, me refiero a los límites diocesanos, no existía. Los territorios obispales y arzobispales no tienen porque coincidir con la división administrativa de los estados a los que pertenecen, como sucede en España y en otros países. Menos todavía en nuestro caso, pues Cataluña y Aragón compartieron casi 500 años una misma corona. Nunca salvo pequeñas diferencias hubo conflictos entre Aragón y Cataluña y por lo que respecta a los límites diocesanos del obispado de LLeida y el de Barbastro, tampoco nadie los puso en cuestión durante cientos de años.

Las influencias del Opus Dei y lo más cavernario y troglodita de nuestra región, llamado el PAR ( Partido aragonés regionalista), hicieron mucho por crear una disputa donde nunca antes la había habido. Con la división diocesana ( menguando territorio al obispado de LLeida en tierras aragonesas), inmediatamente se reclamaron al antiguo obispado los bienes artísticos de la franja aragonesa para el nuevo obispado creado ( el de Barbastro Monzón) y el Vaticano falló a favor de su traslado.

A raíz de la disputa comenzó posteriormente el contencioso relativo a la ejecución del fallo canónico con el fin de retirar la mayor parte de las obras de arte de las parroquias de la franja aragonesa, depositadas hasta entonces en el museo diocesano de Lleida, no a sus lugares de origen sino un museo en Barbastro subvencionado con fondos públicos a cargo del nuevo Obispado de Barbastro- Monzón, resultante de la división o escisión del Obispado de Lleida.

El contencioso que sólo creó la propia Iglesia, y tan amante como se declara de su extenso derecho canónico, no supo solucionarlo ( o no quiso) por esos trámites procesales imponiendo sus decisiones a ambos obispados. Es decir, ejecutando el fallo.

Las piezas de arte ya están en Aragón, concretamente en Barbastro, gracias a la sentencia de uno de los juzgados de 1 instancia de esta ciudad, la cual ha sido ejecutada provisionalmente, a pesar de que contra la misma se sigue recurso de casación en la actualidad ante el Tribunal Supremo.

Legal es la tal ejecución, pero prudente parece poco prudente pues todavía puede teóricamente ser enmendada la sentencia al no ser firme.

Ya ha acabado todo por el momento y presumiblemente la sentencia devenga firme y resulte confirmada. Sólo una objeción: podrían haberse arreglado las cosas entre pueblos hermanos de otra forma, con la equidad y la justicia en la mano, y retomando la voluntad de pacto que siempre presidió e inspiro el actuar en los territorios de la Corona de Aragón.

Porque, vamos a ver. ¿ Si los bienes artísticos durante el siglo XIX y parte del XX fueron objeto de expolio y abandono ( quien no se acuerda de Erik El Belga), nadie en Aragón invirtió ni un real en su protección, y hasta algunos párrocos llegaron a comerciar con los mismos ( dicen las mala lenguas), qué hubiera sido de dichos bienes si el Obispado de Lleida no los hubiera protegido en día en su museo diocesano ?

¿ A algunos de los hooligans anticatalanistas, tan católicos ellos y sus caciques ancestros, se le ha escuchado una brizna de agradecimiento al Obispado de LLeida y a Cataluña sobre este particular ? ¿ Hicieron ellos algo en algún momento para proteger los mencionados bienes?

Recuerdo una conferencia de Santiago Marraco ( para mi el mejor presidente de Aragón con diferencia) donde se quejó al ser acusado el partido socialista por la derecha reaccionaria y trabucaire de nuestra región de perseguir poco menos que a la Iglesia, a lo que contestó y llevaba razón, que, sino hubiera sido por los socialistas, muchos templos y ermitas de valor artístico estarían en aquel momento en la ruina más absoluta y expoliadas.

Pero señoras y señores, vayamos a a la analogía jurídica para  analizar la posición de los hasta hace poco depositarios de los bienes, es decir, el obispado de LLeida. En el Derecho marítimo, el buque y la tripulación que salva a otro navío y su carga, no sólo se le debe indemnizar de los gastos y perjuicios que tales tareas le hayan supuesto, sino que también tiene un derecho a una prima o participación de los bienes salvados. De Igual forma, quien halla un tesoro en fundo ajeno, según el Código Civil tiene derecho a una participación en el valor del mismo.

Miren ustedes, no es que me oponga a la sentencia dictada ni a que los bienes hayan vuelto a Aragón, lo que me molesta profundamente son varias cosas:

La primera, que los medios de la caverna zaragozana, como el Heraldo de Aragón, vayan catalogando al actual obispo de Barbastro como el “Obispo valiente” por haber llevado a su homologo catalán a los tribunales. Me parece que el redactor de la noticia llegó a emplear en su enfervorizado reportaje la frase de “ haberlo llevado al banquillo”, cuando el litigio fue civil y no penal, y sólo los acusados por un delito se sientan en estos últimos procedimientos en tan incómodos asientos. Ganas, por lo visto, no le faltaban al redactor de la noticia.

Ya hemos dejado caer que existían otros vías para el acuerdo y más en el seno de la Iglesia, pues ella misma y sólo ella había creado el problema.

No soy cristiano, pero defiendo la libertad religiosa como uno de los principios elementales de cualquier sociedad que no sea calificada de bárbara, y, desde luego si fuera cristiano la imagen de un obispo llevando a otro a los tribunales fuera de los procedimientos del derecho canónico, no me resultaría nada agradable ni ejemplar, salvo que, por supuesto, fuese en lugar de un cristiano un nacional católico y un cruzado anticatalán.

El segundo aspecto que me molesta de este contencioso, aún no acabado, es que la pandilla de hooligans que hoy animan al obispo, no tienen bastante con su victoria jurídica. Siguen perseverando en erradicar de nuestras tierras ( zona oriental de la provincia) su diversidad lingüistica, llevarnos hacia la meseta, separarnos de nuestra orientación mediterránea que siempre tuvo la Corona de Aragón y enemistarnos en todo lo posible con Cataluña.

No pierden ocasión estos sujetos- siempre alentados por su aliado el señor Lamban- para en lugar de apagar las brasas, avivar de nuevo las llamas con todo tipo de excusas y memeces. Ahora han vuelto, contra todo criterio filológico de todas las universidades, no de España, sino del planeta, a que lo que se habla en muchos pueblos de la Franja de Aragón no es el catalán, con todos los modismos o particularismos que se quiera ( en Tortosa o en el Ampurdán también los tienen). Cierto que en algunos de esos pueblos, los filólogos califican a las lenguas habladas locales como lenguas de transición al haberse mezclado el catalán con la fabla y hasta con el castellano, pero son casos puntuales dentro del análisis territorial. En el resto, la gran mayoría lo que se habla es el catalán, con todos los modismos que se quiera.

Aquí, por lo visto, los hooligans siguen la doctrina del ignorante de Pablo Casado ( al que le regalaron la carrera de Derecho y varios masters) que hace pocos días creó la lengua ibicenca, la mallorquina, la de formentera y la menorquina. Y eso lo dijo un señor de Palencia, todo un experto en la materia que apenas ha escuchado dos frases en catalán en toda su vida. Alguno de Altorricón , Alcampell, Valencia o Tarragona por ejemplo debió pensar “ pues que bien, ahora en lugar de hablar el castellano y mi lengua propia, hablo además cuatro más”. Hasta a mi se me ocurrió, hablando castellano, que por fin ya había conseguido hablar 22 lenguas más. Ya saben, el "peruano", el "nicaragüense", el "chileno", el" colombiano" y etc, etc.

Finalizo. La caverna no podrá evitar que desde Lérida, hasta si me apuran Barbastro, sea un importante corredor económico y comercial, como siempre lo ha sido, y que el destino del pueblo catalán y el aragonés vayan, desde la diferencia de cada uno de lo ellos, en la misma dirección por intereses mutuos como ya sucedió en la historia.


PD.- Las lenguas no tienen fronteras. Como anécdota diré que un día un buen amigo de Azanuy ( pueblo de la franja aragonesa) me informó con sorpresa que hablando con un valenciano, “ cada uno en su lengua” se entendían a la perfección. Pensé para mi a qué grado de manipulación los políticos y los medios de comunicación  pueden llevar a las personas, ocultándoles la realidad. Sólo se me ocurrió contestarle lo siguiente : ¿ cómo no os ibais a entender, si, con modismos diferentes aparte, hablabais la misma lengua? Quedó pensativo y no supo qué contestarme.





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