Hasta ahora todo lo arreglaban los papelitos, y si estos papelitos los imprimía occidente ( EEUU y UE) pues no pasaba nada, para algo éramos los dueños del mundo. La impresión y circulación del dinero se denomina " circulación fiduciaria" y fiducia viene del latín que significa confianza, porque en realidad el billete no vale nada, vale la confianza que todos le otorgamos o depositamos en en él por el valor que dice tener de una determinada unidad monetaria.
En estos últimos 20 años de expansión capitalista salvaje, han ido apareciendo las burbujas y el capitalismo occidental ha ido apagando su estallido a base de comunismo, es decir de comunismo para los ricos, que no se piense que para los pobres. El método fue muy sencillo : las empresas y chiringuitos financieros fueron rescatados por el estado a base de imprimir billetes y dinero, o lo que es lo mismo, se socializaron las perdidas.
Llegó la burbuja de las Punto.com, y no hubo problemas, más dinero en forma de bonos, letras, deuda o papel directamente. Después vino la burbuja inmobiliaria, ya saben, esa en la que un piso nunca baja de precio ; y cuando estalló, no hubo tampoco problema, más billetes y más ricos y bancos zombis rescatados. Finalmente llegó el Covid y la manivela de la impresión, como siempre, comenzó a funcionar de nuevo en forma de crédito, Ertes o lo que sea.
Lo cierto es que, antes de que llegara la guerra de Ucrania, la inflación ya había hecho su aparición y enseñado la patita. Porque claro, tanto papel por todas partes y en un momento donde se está poniendo en cuestión la hegemonía mundial de todos aquellos países, que venían y vienen constantemente imprimiendo los papelitos ( dólar y euro), lo lógico que es que la inflación haya aparecido con fuerza en Europa y Estados Unidos. Confianza sí, se han venido a decir muchos, pero en los tiempos que corren, con tanto papel, hasta cierto punto. Andamos de promedio en el mundo occidental, por ahora, en un 10%. de inflación y subiendo.
Y todo no todo acaba ahí. Con el coctel del cambio climático- que empieza a ser una realidad-, la guerra de Ucrania y la escasez de materias primas, las cosas se están poniendo muy feas, pero que muy feas, por mucho papel que ande circulando en las economías occidentales.
Con la inflación y los tipos de interés al alza, la economía va a sufrir una retracción en Estados Unidos y la Unión Europea. Y en esta situación los dirigentes europeos, una caterva de mediocres y orates de primer orden, a cuyo frente aparecen de figurantes tres impresentables, como son la Ursula Von der Layen, el burguesito agente de la banca, Michel Macrón y el ínclito belicista Josep Borrell, andan permitiéndose el lujo, con la que está cayendo, de " sancionar a Rusia".
Para que me entiendan. La Unión Europea, cuyos papelitos valen cada día menos, al contrario que su soberbia y orgullo, sanciona a Rusia de la que recibía y recibe el gas, una buena parte del petróleo y gran parte de minerales estratégicos de los que carece : níquel, litio, tierras raras y fertilizantes entre otros insumos.
En estos momentos, Europa se ha permitido el lujo de cerrar el gaseoducto Nord Stream 2, previsto para transportar gas desde Rusia a Alemania a través del mar Báltico. Polonia y Bulgaria ya no reciben el gas ruso, pues estas naciones se niegan a pagar en rublos y, para colmo de los males, la propia Ucrania que recibe todo tipo de ayudas y armamento de numerosos países de la UE ha cerrado el gaseoducto que atravesaba su país, en dirección a Europa.
Europa, como marioneta de los Estados Unidos que es, lleva camino de quedarse sin energía, sin buena parte de los minerales estratégicos que le son necesarios y hasta si me apuran sin reservas de cereales. Lo dicho, no tenemos de nada, pero lo que es orgullo y soberbia, nos sobra.
Todo un poema. Así pues, Europa con su comportamiento está incrementando e incrementará su propia inseguridad, batallando contra Rusia en Ucrania ( hasta el último ucraniano), facilitará armas y créditos a ese país, que nunca le serán pagados o devueltos, y se acabará suministrando de gas licuado de Estados Unidos, a precio mucho más caro del que le enviaba la Federación rusa. De esta forma su inflación sólo hará que aumentar, su seguridad disminuir y el valor de su moneda depreciarse, lo que ya está sucediendo.
El panorama que se avecina, sólo en lo económico, es preocupante.
PD.- Y si ya focalizamos la situación en España y en sus finanzas, es que aparte de lo expuesto, algo muy grave se nos avecina, debido al cambio político sucedido en nuestra postura frente al Sahara. Consecuencia de todo ello y muy probable es que nos quedemos sin el gas argelino y tengamos que adquirirlo en buques metaneros, la mayoría de Estados Unidos, a precios muy superiores a los que hemos venido consumiendo.
Si a eso se le añadimos que el BCE, en junio o julio de este año, va a dejar de comprarnos bonos de deuda, como hasta la fecha venía haciendo, para poder pagar- ojo al dato- los intereses de nuestro endeudamiento exterior que alcanza el 120% de nuestro PIB ( probablemente mucho más), porque el principal de los créditos ya es imposible devolverlos, ya me dirán ustedes el escenario al que nos asomaremos en diciembre de este año o enero del que viene.
Y cada año un nuevo déficit fiscal más, que se financia con nueva deuda.
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