Siento volver a darles malas noticias, sobre todo a finales de este verano en el que tan bien se lo estaban pasando algunos, y digo algunos, porque un 30 o 40% de la población ni sabe qué es eso de las vacaciones en la playa.
Que Europa gracias a sus incapaces y estúpidas elites económicamente este otoño, salvo un milagro ( y yo creo poco en ellos) se va a ir al traste, dicho suavemente, es ya un hecho más claro que el agua.
Lo que importa ahora, pues la ruina económica se va a quedar pequeña, es el conflicto bélico que ya tenemos a la vuelta de la esquina, es decir, la posible llegada de la guerra nuclear táctica entre EEUU y su meretriz británica, más el apoyo de varios países lacayos de la UE por una parte y la Federación Rusa por la otra, con posibilidad de que China se una a esta última.
Con un riesgo calculado de desgaste, los primeros suministran a Ucrania cada vez más y mejor armamento de alcance y ya sobre el terreno en forma de mercenarios emplean y usan tropas propias contra la Federación Rusa. Es la guerra sin disimulos entre Rusia y la OTAN, así, directamente.
Todo ello con ser de lo más peligroso- pues EEUU e Inglaterra a medida que Ucrania pierde la guerra incrementan el apoyo en cantidad y calidad- no es lo que mas me preocupa. A mi juicio, el peligro, el verdadero peligro, está en los aliados occidentales más cercanos a Bielorusia y Rusia misma: esto es, países bálticos, Polonia y la misma Ucrania.
El estallido de la I guerra mundial, la chispa que incendió el bosque no se produjo de un choque directo entre los principales naciones enfrentadas, es decir, los imperios centrales ( Alemania, Imperio autrohúngaro) y los periféricos ( Francia, Italia e Inglaterra). No, no fue así, ocurrió de forma indirecta en Sarajevo, al asesinar, presuntamente, un serbio al archiduque Fernando de Austria y a su esposa.
No hay día que Letonia o Estonia, no creen por su cuenta una nueva provocación. Y no digamos ya de los polacos, que ya tienen declarada su voluntad de cerrar el espacio aéreo ucraniano a las naves rusas, y suponen hoy por hoy la mayoría de las tropas mercenarias en Ucrania. Pero quién se lleva la palma en jugar con fuego, es el narcisista ( a lo revista Vogue) y cocainómano fascista Zelensky.
En estos últimos días, sólo de forma enunciativa, acorralado, desesperado, el psicópata que se encuentra el frente del gobierno de Kiev, está dando las siguientes señales.
1.- Ha bombardeado en varias ocasiones la central nuclear de Zaporovhie, sin conseguir afortunadamente sus objetivos. Un accidente fatal, podría crear como mínimo una muy grave devastación en un radio de 1.000 kms a su alrededor.
2.- Aunque la prensa occidental no lo diga, ha empezado a usar armas químicas.
3.- Fusila sin juicio a muchos de sus soldados que se niegan a combatir. Sus tropas desertan. Los intercambios de prisioneros no son posibles, pues los prisioneros ucranianos se niegan a regresar a casa. Caravanas enteras de ucranianos con la casa a cuestas se desplazan hacia los territorios liberados.
4.- Ya ha prohibido en su país a todos los partidos políticos, salvo el suyo, y cerrado todos los medios opositores.
5.- Ha comenzado a usar el terrorismo. Hace 24 horas, en Moscú ha sido asesinada en un atentado la hija de Alexander Duguín, intelectual y nacionalista ruso.
6.- Los europeos ya no subvencionan más a Ucrania y esta nación ha comenzado a imprimir papel moneda al por mayor. La catástrofe se acerca.
Las últimas puestas en escena del psicópata corrupto, y probablemente cocainómano Zelensky, dan miedo. Basta verle la cara y su desequilibrio interior.
Es capaz de cualquier cosa. Ahí está el peligro. El puede ser el nuevo Sarajevo de Europa.
La voladura de Zaroporovhie, sería respondida con un ataque nuclear a Londres y quizás incluso allende el Atlántico.
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