Se llamaba Alexis Castillo y era español de origen colombiano. No le iba mal en su país de adopción, pero un buen día lo dejó todo y se alistó en las milicias de Donets, en el Dombas, para luchar contra el nazismo ucraniano.
Murió combatiendo hace apenas unos meses. Dicen que era un hombre sencillo y discreto, y yo añado, un valiente y un revolucionario de lo más coherente.
Alexis mantenía relación con la periodista y politóloga rusa, afincada en España, Luiu Sivaya.
Fue esta profesional la que detectó recientemente ciertas dificultades financieras en la madre de Alexis ( no gran cosa, menos de 4.000 euros) y organizó una cuestación por las redes, en concreto por Face Book.
Cuando me disponía a realizar mi aporte, he sabido por un comunicado colgado en las redes por la misma profesional, que la cuenta corriente abierta en la Caja Rural de Navarra a la que transferir los importes, cuando ya iba por mas de 2.500 euros recogidos, el banco ha ordenado su cancelación y cierre.
Esta es la democracia que tenemos. Este es nuestro estado de derecho ; es un decir.
Nuestro estado, llamado democracia, habría detenido a Alexis si hubiera regresado a España, mientras conocidos fascistas de nuestro país, combatientes hoy en día en las filas del régimen de Kiev, son homenajeados por nuestros medios de desinformación. Y a punto estamos de concederles una medalla.
Me despido con otra noticia en cierta forma relacionada con lo comentado y las diferentes varas de medir. Me refiero a la democrática Finlandia y como un día escribiré, nación bastante racista.
Hoy mismo, se han celebrado en Kiev con toda pomposidad los funerales de un tal Da Vinci, muerto en la guerra de Ucrania y líder de una de las fracciones políticas y militares del conocido como Sector Derecho, todo un nazi y un sanguinario asesino, que siempre se exhibía al lado de fotos de su admirado Stepan Bandera, el mata judíos y colaboracionista con los alemanes en la II Guerra Mundial.
Todos los jerarcas de Kiev han asistido el entierro y junto a ellos, la primera ministra de Finlandia, Sana Mari, con un ramo de flores. La misma señora, tan posmoderna y progresista ella, que recientemente fue sorprendida en una fiesta privada a lo grande bailando, mientras algunos de sus invitados en los audios alababan a la " blanca", ya me entienden.
Otra demócrata de toda la vida, al frente de un estado de la UE.
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