lunes, 9 de octubre de 2017

La manifestación de Barcelona



Las hordas fascistas, perdón ahora llamadas constitucionalistas, pasaron por Barcelona. LLegaron de todas partes de España, hasta de Albacete y Asuturias, que ya son ganas. A medida que desembarcaban en la estación de Sans, sorprendieron a Pablo Iglesias: a por él, y escrache al canto. No llegó el asunto a mayores, al desaparecer el personaje a toda prisa, tomando el tren. A una periodista de TV3, la golpearon con el palo de una bandera mientras retransmitía en directo ( el día anterior en Madrid, cuando una reportera de un canal ruso retransmitía, la insultaron llamándole " bolchevique"). Saludos fascistas brazo en alto por todas partes y banderas preconstitucionales. Señoras engalanadas de amarillo yo rojo, como si fueran a una corrida de toros. Los mossos abandonando el escenario para no ser agredidos, aunque sí algunas furgonetas golpeadas. Hasta entre los manifestantes llegaron a pegarse y tuvo que intervenir la policía.

En la crónica de insurgente.org, puede leerse como un periodista infiltrado en la manifestación con la bandera de España, y protegido por su acento oscense, es respondido a sus preguntas con frases como " aún les dimos poco a estos catalufos, y hay que darles más".   Videos en los que se ve a policías nacionales, que van a Cataluña, después del 1 de octubre, cantando para enardecerse otra vez el " a por ellos".

El marido de la elegantísima señora Presley, arengando a las masas en la manifestación barcelonesa.  Y aún hubo suerte. Peor fue en Zaragoza, donde unos días antes despidió la concentración, con un discurso incendiario, el secretario regional de Falange.

Las televisiones, todas a una, amplificando la concentración de Barcelona. Horas y horas de programación. Se ha despertado el "toro español", dijo el delegado del gobierno en Zaragoza, D. Gustavo Alcalde, buen militante del PP.  No me extraña que cornee. Y el PSOE, acompañando a toda esta banda, dándole pátina democrática.

El resto de la llamada izquierda, el día anterior, poniéndose de perfil, con banderas blancas. Las de la rendición, claro.

A esto hemos llegado. No me extraña que muchos catalanes quieran marcharse.

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