sábado, 15 de julio de 2023

El panorama para el 24 de julio, después de la cita electoral

No sé quién ganará las elecciones y me da igual, francamente. Lo que sé es que ni  unos ni otros abordarán los problemas reales de los españoles. Nadie construirá viviendas sociales ( los jóvenes seguirán viviendo en casa de sus padres)  o reducirá las listas de espera de nuestra sanidad, y  cuando la deuda se haga insostenible, que ya falta poco, todo serán recortes en sanidad y educación, como siempre ha venido sucediendo ( lo de las pensiones vendrá después). Y mientras todo esto se hace presente, este monstruo de estado que estamos construyendo,  cada día que pasa da cobijo a nuevas funciones, obligaciones y  regulaciones, todas ellas  improductivas e innecesarias.

Estas nuevas obligaciones  y regulaciones, nacidas a través de un volcado legislativo y reglamentario diario en nuestro Boletín Oficial del Estado, totalmente delirante, vienen consiguiendo  tres efectos perversos :  el primero, como me confiesan muchos juristas de reconocido prestigio, es que muy pocos de ellos saben  ya qué está vigente y qué no, debido a la avalancha de normas, muchas de ellas contradictorias las unas con las otras.  Por todo ello, la seguridad jurídica disminuye de forma alarmante, a la par que se afianza la arbitrariedad del poder. La segunda, la creación de nuevas plazas de funcionarios en la administración,  con aumento del gasto público que ello conlleva, llamadas a controlar las nuevas actividades inventadas y  totalmente innecesarias.  Y no sólo esto, sino que por la complejidad burocrática del nuevo marco regulatorio creado, ello está dando lugar a la aparición de todo tipo de chiringuitos gestores que, desde  la sociedad, vienen ofreciendo a las empresas asesoramiento y rellenar los requisitos de todo el improductivo papeleo para cumplir con las nuevas normativas, por un determinado precio, claro. Y finalmente la tercera, que llaman la  "Compliance". Y ustedes se dirán ¿  qué es eso de la "Compliance"?. Pues ustedes verán. En un país sin soberanía y lleno de presumidos tontos, el palabro tomado del inglés, significa Cumplimiento. Y claro ha llegado un momento  en qué cualquier empresa media o de cierto tamaño, para no incurrir en multas, sanciones e ilegalidades en sus procedimientos productivos se ha visto obligada a crear un  nuevo departamento a cargo de varios abogados, con el objeto de prevenir y adaptar los procedimientos a los miles de normas y disposiciones que  aparecen  cada día en el nuestro boletín.

Para se hagan una idea. Sé de una empresa que con una plantilla de 400 empleados,  el departamento de "Cumplimiento" tiene nada más y nada menos que  cinco abogados en plantilla. Los utilizados en el juzgado cuando hay un litigio, van aparte.

Ni que decir tiene que por mucho que trabajen estos letrados,  toda esta actividad  es improductiva y al ver las empresas incrementados los costes, los trasladan lógicamente a los precios de sus  productos o servicios.  Por otra parte, como también el aumento de funcionarios para  vigilar el nuevo e innecesario marco regulatorio, genera más gasto público, sucede  que, tarde e temprano, lo  pagaremos con nuevos impuestos, en intereses de nuevos créditos a añadir a nuestra ya copiosa deuda pública, o con recortes esenciales en servicios que el estado  todavía nos viene prestando.

Pues por este camino vamos : aumento de precios, más deuda  y los recortes que vendrán, gane quien gane el día 23.

A los que no les faltará dinero nunca por muy mal que anden las cosas, será a toda la  numerosa pléyade de políticos que tenemos con sus muníficos sueldos y los gastos militares  con destino a  la guerra de Ucrania.

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