sábado, 13 de enero de 2018

Las relaciones de Aragón con Cataluña : algunas actuaciones del baturro Lamban

Nunca como aragonés he sentido la más mínima discriminación en Cataluña y dudo que cualquiera de mis paisanos la haya sufrido. Que los catalanes son diferentes a nosotros en algunos aspectos, es cierto, pero al margen de que están en su derecho de serlo, también podría argumentarse que nosotros igualmente somos diferentes a ellos.  Supongo, por tanto, que cualquier ser humano, y cualquier pueblo, está en su derecho a ser diferente a su vecino y no por eso debe ser objeto de reprobación. 

Es más, en nuestro caso nos une una historia compartida de  más 400 años ( y aún se prolongó con los Austrias, hasta los decretos de Nueva planta con Felipe V en 1706 ) desde que Petronila ( hija de Ramiro II de Aragón)  en el 1.137 contrajera esponsales con el conde Berenguer de Barcelona, nuestro primer regente dada la minoría de edad de la reina. De dicha unión dinástica nace la Corona de Aragón, como fusión confederal entre  ciertos condados catalanes y el Reino de Aragón. No se trató  por consiguiente de la absorción de dichos condados en el Reino de Aragón, ni el Reino fue tampoco absorbido en los citados condados. Ambos territorios, compartiendo una corona común, conservaron todos sus derechos, libertades, moneda, fueros e instituciones propias que los caracterizaban. Pasaron simplemente ambos territorios a desarrollar una política exterior común, a través de cortes compartidas y una chancillería, en la que con toda naturalidad se usaban las lenguas comunes : el catalán, el aragonés y el latín. Las relaciones interiores de la corona, correspondieron plena y  de forma autónoma a cada territorio y sus respectivas cortes. El rey de esta entidad supranacional ostentaba soberanía en Cataluña en cuanto éste era también conde Barcelona, y así mismo ostentaba el poder en Aragón al ser también rey de este territorio. Podría decirse incluso, que nuestros monarcas, dependiendo de sus afinidades personales, residieron unas veces más en Zaragoza y otras en Barcelona, como también el uso personal de su idioma, fue el catalán en unos casos y en otros el aragonés, sin perjuicio de que desde el Compromiso de Caspe al pasar a regentar la corona la casa de los Trastamara, se comenzara a utilizar el castellano. 

¿Resulta pues extraño que esta supranacionalidad haya pasado a la Historia con la denominación de Corona de Aragón y otros hayan podido señalarla  como la Corona catalano aragonesa ? Pienso que no, y en cualquier caso se trataría su denominación y título de un mero uso retórico  de los cronistas en el que, es cierto, el más habitual fue el Corona de Aragón, más que nada por la jerarquía que suponía frente a terceros países el prestigio de identificar la referida supranacionalidad con un reino y no con un condado; o bien, por la dificultad que suponía  al redactar enumerar el reino y a continuación el condado.

Nunca existió  por tanto supremacía alguna entre los condados y el reino y viceversa. Y la misma Petronila ostentó el linaje de condesa de Barcelona, exclusivamente porque las cortes de aquel condado se lo reconocieron.  ¿ No ha pasado a la Historia la venganza de Roger de Flor y sus almogárabes como la " venganza catalona- aragonesa ?.

Pues bien, recientemente a nuestro baturro presidente, ha ordenado retirar algunos libros de uso en la educación  pública secundaria en la provincia de Huesca que empleaban la denominación de Corona catalo-aragonesa, a mi juicio en el aspecto institucional tan correcta como la ya expuesta de Corona de Aragón. 

Este hombre es una pena, y al margen de que al oírlo hablar castellano uno siente vergüenza, no se ha detenido en su cruzada y obsesión anticalanista. El mensaje de fin de año, ha querido darlo desde la ciudad de Sijena, más que nada para ganar amigos.Y no contento con ello- más papista que el Papa- ha deplorado y criticado al gobierno de España, por permitir que éste- intervenida la autonomía catalana por el art. 155 de la Constitución, como todo el mundo sabe- autorizara que Cataluña formulara recurso de casación ante el Tribunal Supremo contra la sentencia de la Audiencia Provincial de Huesca, que ratificó y convalidó la del Juzgado de 1 Instancia número 1 de Huesca en el  litigio de los bienes de Sijena.

A lo que se ve, el baturro, con pañuelo de cachirulo incluido, habrá entendido que la mejor manera de ganar un litigio en buena lid, es prohibir a una de las partes ejercitar sus derechos, algo que nuestro ordenamiento jurídico reconoce  constitucionalmente a cualquier particular.

Lo triste de todo esto, y más en un personaje que se confiesa socialista, es que haya acabado siendo la punta de lanza de una corriente reaccionaría que los partidos aragoneses conservadores, llevan años alimentando en nuestra sociedad desde mediados de los años ochenta del pasado siglo. Al comienzo de nuestra democracia, e incluso durante la dictadura, esta corriente, siempre resultó minoritaria en Aragón, más que nada porque casi 400.000 aragoneses hubieron de emigrar a Cataluña, huyendo del caciquismo y atraso  con el que esas mismas fuerzas, después de la guerra civil, habían impedido la industrialización de nuestra región. 

Cuando llegué a Barcelona a finales de los años sesenta del pasado siglo, matriculándome  en Derecho,   pronto me pude dar cuenta de la magnifica relación que existía entre nuestros dos pueblos. Ser aragonés, por aquel entonces en Barcelona, te abría casi todas las puertas, tanto por el recuerdo  de nuestra común historia, como por la numerosa colonia aragonesa, que perfectamente integrada en Cataluña constituía el mejor nexo común entre dos pueblos hermanos.

Desgraciadamente, desde entonces, en el Aragón de hoy la batalla cultural la han ido ganando las fuerzas anticatalanistas, campaña tras campaña- con la colaboración de nuestra retrógrada prensa -donde el deporte regional ha consistido en menospreciar a los catalanes, así en genérico, con toda clase de tergiversaciones históricas, falsas reivindicaciones, tópicos  y prejuicios castizos. En estas ofensivas, y vulnerando inclusive lo dispuesto en nuestro Estatuto de autonomía- que reconoce el catalán como unas de las lenguas de Aragón- se han llegado a promulgar leyes  que han negado el uso del catalán en nuestra Franja oriental (lengua que hablan más de 50.000 personas), calificando a dicha lengua como el " aragonés oriental" contra todo criterio filológico y científico, incluido el mismo departamento de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza.

La izquierda en Aragón, durante todo este tiempo, y al contrario que con el primer gobierno del socialista Santiago Marraco,como en muchos otros campos,  no ha sabido- o querido- salir al paso de este ambiente xenófobo cultivado por las fuerza más retrógradas de nuestra región, que ven en la prosperidad industrial de Cataluña el mayor enemigo de la casta caciquil y funcionarial que nos gobierna todavía. 

Como sigo visitando Cataluña muy a menudo, con infinita tristeza me he venido dando cuenta, que el lazo espiritual que unió a nuestros pueblos, desprecio tras desprecio, se ha deteriorado gravemente.

Irresponsables como el baturro lo han conseguido. Nos nos merecemos a este personaje, que en los difíciles momentos que vive Cataluña, solo sabe que echar gasolina al fuego deteriorando todavía mas nuestras fraternales relaciones.
















  

  

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