Soy muy pesimista con lo que está por llegar. Me refiero a las avalanchas de personas que el mafioso rey de Marruecos ha lanzado sobre nuestra frontera en Ceuta. Un sujeto que es capaz de hacer eso con su propio pueblo, ya me dirán ustedes de qué calaña estamos hablando. Tenemos el horror aquí al lado, pero por razones que luego expondré a todos nos tiene la asquerosa prensa española, a las órdenes del Ibex 35, entretenidos con Venezuela y dentro de poco con Perú donde el candidato de la izquierda, Pedro Castillo, es probable que vaya a ganar las elecciones. Ya verán ustedes lo malo que es este señor dentro de muy poco.
Decía al comienzo que soy pesimista, porque esta no será la última embestida. Habrá otras y no falta mucho. Basta viajar por el Rif, es decir al norte de Marruecos, para contemplar desde la bahía de Alhucemas, la posición del islote y peñon español que muy cerca de la costa marroquí se levanta. Si contemplamos las pequeñas islas aledañas al islote ( conocidas como la del Mar y la Tierra ambas de soberanía española) ya comprobaremos como entre ellas, por cierto deshabitadas, y la costa, apenas hay 100 o como mucho 200 metros. Igual sucede con el Peñón de Velez de la Gomera, otra plaza española en África. Y ya no quiero nombrar a la isla de Perejil o a las Chafarinas. Les ruego que miren el mapa y vean nuestra vulnerabilidad.
No debería habernos tomado por sorpresa esta reciente avalancha en Ceuta. Recién constituido Marruecos, el asentamiento español de Ifni ( al norte del Sahara) fue invadido por turbas armadas en 1956/57, viéndose España obligada a defenderse con una mano atada a la espalda, pues nuestro benefactor aliado estadounidense se negó a suministrar repuestos al ejercito español. No quedó más remedio que firmar la paz y poco tiempo después entregar el territorio.
España tiene por costumbre en su prolongada decadencia dejar pasar los asuntos graves, hasta que estos se pudren. Es la indolencia de nuestra inútil y corrupta oligarquía que nos gobierna desde hace al menos más de 250 años.
El ilustrado Conde Aranda en el reinado de Carlos III ya avisó a finales del 1700 sobre el peligro de Estados Unidos y propuso hacer de Latinoámerica una especie de Commonweathlt. Nadie le escuchó y pasólo que pasó. Con Cuba, Filipinas y Puerto Rico sucedió algo parecido. Hasta mediados del siglo XIX los patriotas de esos territorios se habrían conformado con una autonomía. Nada de nada, el lema fue yes como ahora, siempre “sostenella y nunca enmendalla”. Sólo un año o dos antes de 1898, cuando ya era tarde, surgió la idea e conceder a Cuba un ciero grado de autonomía, pero ya habíamos ajusticiado a José Rizal en Filipinas y José Martí en Cuba había muerto en una de las insurrecciones reprimidas a sangre y fuego.
En los años sesenta de pasado siglo era la hora de realizar la autodeterminación del Sahara. Como siempre no se hizo. Se reprimió a quienes la solicitaban, nació el frente Polisario y la canallada final ya la conocen ustedes. Siempre tarde a todas las citas de la historia, siempre sostenella y no enmedalla, a lo castellano viejo.
Ahora sería la hora de pensar en una solución para nuestras plazas de soberanía. Porque hoy en su actual situación de ciudades comunidad autónoma ( antes siempre fueron parte de Andalucía) están indefensas.
Me dicen mis amigos melillitas que hasta finales del sigo XIX las plazas fueron presidios militares, con muy poca población civil a su alrededor que vivía de prestar servicios y suministros a las guarniciones militares. Ahora tienen ayuntamiento y toda una serie de delegaciones de la administración central, juzgados y los servicios correspondientes a las competencias de una comunidad autónoma, lo que quiere decir funcionarios artificiales por todas partes con una remuneración bastante alta, fruto de trabajar muchos de ellos fuera del espacio de la península. Todo esto resulta de lo mas caro e insostenible. La inflación funcionarial es de lo más llamativa. Visiten por favor estas ciudades y se darán cuenta.
Por otra parte, como España no hace nada, mas que dejar pudrir lo asuntos como siempre, sabedores de todo ello, muchos españoles desde hace tiempo, silenciosamente y en un largo goteo, han comenzado a abandonar tanto Ceuta como Melilla.
No hay política exterior en nuestro país, salvo limpiar el lustre de los zapatos del “ aliado” estadounidense, y obedecer económicamente al BCE, que es lo mismo que decir Alemania.
Y ustedes se preguntarán, está muy bien hablar y hablar ¿ pero qué habría que hacer ?. Tengo al respecto mi humilde opinión. La propuesta es prolija y larga de explicar, por tanto será motivo de un próximo articulo. Pero ya les adelanto que no se puede continuar con el monstruo y su estado criminal al otro lado del estrecho. Le concedas lo que le concedas el tigre nunca será vegetariano.
Hasta la próxima.
PD.- Nuestra inefable ministra de defensa ha dicho que debemos defender l integridad de nuestro territorio y a la vez fortalecer las relaciones con Marruecos ( se supone el del estado actual). Pues bien, esto es el ejemplo más claro de un oximorón. Son dos afirmaciones contradictorias en sí mismas. Lo uno no es posible con lo otro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario