lunes, 22 de abril de 2019

Queman a Puigdemont





Ahí lo tienen, Puigdemont quemado y fusilado a la vez. La barbarie ha hecho su aparición en un pueblo de Sevilla en forma de "tradición". Nada más y nada menos que el festejo, al parecer, está declarado de interés turístico nacional y lógicamente se ha celebrado con la colaboración de la policía local del municipio y toda su parafernalia institucional. 

El pueblo se llama Coripe y está gobernado por el PSOE. Cada año por lo visto y con ocasión de la Semana Santa se quema a un " Judas", y este año le ha tocado a Puigdemont. Recuerdo de niño, en pleno nacional catolicismo, también durante la misma Semana Santa, cuando nos proporcionaban unas carracas que hacían un ruido seco al agitarlas. Simbolizaban el merecido ajusticiamiento de los judíos, que habían llevado a Jesús a la cruz. De ahí proviene la tradición, actualizada a nuestros tiempos.

Cada día que pasa estoy más convencido de que somos un estado fallido. Nada ha cambiado y estamos volviendo a nuestras más puras esencias. En plena Semana Santa es cuando más se nota: quemamos  simbólicamente a nuestros enemigos ( antes lo hacíamos de verdad con los herejes mediante la Santa Inquisición, que fue abolida definitivamente en 1834), salimos en procesión cada vez más, disfrazados de nazarenos y capirotes, y hasta algún que otro partido político, como Vox, ha llegado a proponer  el formar un cuerpo expedicionario para invadir Venezuela.

La España negra, intolerante y violenta, la que acabó a sangre y fuego con la II República vuelve por sus fueros, enardecida y dispuesta a acabar con todos sus enemigos : en su día fueron los judíos, luego los moriscos, después los liberales, ahora son todos aquellos que no crean en  su sagrada constitución, declarada inamovible por los siglos de los siglos y privilegio de los de siempre, las 400 familias que nos gobiernan, sin necesidad de presentarse a las elecciones.

Fíjense como estará el patio, que el ayuntamiento de la salvajada, es del PSOE. Y mira que tenía corruptos por esas tierras y señoritos rentistas para escenificar su indignación. Todos ausentes. Estamos de nuevo llegando al grito de " Vivan las caenas" con que fue recibido el canalla de Fernando VII, matachín de liberales, que cerró la universidad a la primera de sus protestas y abrió una escuela de tauromaquia.

Estamos en las últimas. Los signos de decadencia  y liquidación son evidentes. En cuanto sople una potente brisa en la próxima crisis económica, la bola de nuestra deuda, que supera con cifras de verdad, no con las oficiales, el 140% de nuestro estrecho PIB, se llevará por delante esta España de charanga y pandereta, cerrado y sacristía, que denunciara Machado.

Vivimos todavía porque el BCE nos los permite. No amortizamos deuda, ni podemos hacerlo ; apenas pagamos los intereses de la misma, y esto último,  lo hacemos con nueva deuda que nos compran. Es decir con crédito.

PD.- Dicen, cuando estas líneas escribo, que hay un debate en televisión. Que no cuenten conmigo. Ninguno de los temas importantes será discutido, salvo el maquillaje. Y como siempre, los que saldrán elegidos el día 28-A no se habrán presentado a las elecciones.



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