viernes, 29 de marzo de 2019

La máquina trucada, que hace trampas

Venga hombre, que todos sabemos ya que la máquina está trucada y hace trampas. 

A la máquina la llaman constitución, principio de legalidad y pomposamente estado de derecho. Pero resulta que si un parlamento regional quiere investigar en comisión todas las golferías de nuestra monarquía, pues se le impide a través  del Tribunal constitucional. Si la investigación se promueve en el parlamento nacional, las mayorías PP y PSOE lo impiden.

Los lazos amarillos ha habido que quitarlos : decía la Junta Electoral que no respetan la neutralidad del espacio público y de los edificios del Estado, pero España sigue llena de signos franquistas en espacios públicos y del patrimonio nacional, y no se mandan retirar, ni a pesar de la Ley de la Memoria Histórica, ni a pesar de que un partido como Vox que se reivindica franquista concurra a las elecciones.

Tampoco, según la misma Junta Electoral, TVE 3 Catalunya podrá  mencionar y citar a los catalanes presos, como presos políticos, ni a los que están fuera, como exiliados. Hasta hablar y opinar, sino es como a ellos les gusta, está prohibido. Habrá que reinventar el castellano con neologismos. En España claro, porque en el extranjero así los llaman.  Menos mal, que el castellano ya es un idioma universal, gracias a Latinomérica y no un patrimonio exclusivo de nosotros.

Si la misma constitución informa que vivimos en un estado aconfesional, pues nada, casi todas las autoridades municipales con banda oficial en las procesiones, la guardia civil y el ejercito también . Viva la neutralidad y aconfesionalidad del Estado, tal como dice la constitución ( art. 16.3).

Pomposamente la constitución dice, y ya acabo, que todos tenemos derecho a una vivienda digna y en condiciones. y no solo no se cumple este extremo, como todos sabemos, sino que este sector económico se ha entregado a la más asquerosa especulación privada, con burbuja incluida que nos ha arruinado a todos. Llevamos más de 30-40 años, que no se construye vivienda pública oficial en propiedad o alquiler. Los jóvenes ya no saben donde meterse, siguen viviendo con sus padres, y casi la mitad de su salario o más debe ir destinado al precio del alquiler.

Podría seguir, pero no quiero aburrirles.

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