Produce tristeza leer de nuevo Oligarquía y Caciquismo de Joaquín Costa, mi paisano, por lo que tiene de actual en muchos aspectos a comienzos del siglo XXI.
Analiza el autor, la figura del cacique como la de aquel sujeto que por encima de nuestra rimbombante legislación, desde la sombra, hace y deshace a su antojo, en la periferia de España, reproduciendo el modelo del oligarca del centro ; los partidos como herramientas de grupos de intereses de unos pocos y de sus cúpulas cortesanas ; la necesaria e inexistente democracia en la base, el municipio, que al ser controlado y tutelado por otros poderes, impiden en estos una democracia participativa que desarrolle racional y productivamente los recursos del territorio ; la estructura de un estado que sólo piensa en sus intereses, retroalimentándose, en lugar de servir a los que lo sostienen.
Todo lo anterior, son sólo ejemplos tomados del discurso de la obra de Costa, tan vigentes hoy mismo como entonces. Hasta contiene el discurso del polígrafo la necesaria desaparición, por la que aboga, de las Diputaciones Provinciales. Algo que sigue sin hacerse.
Si piensas y analizas, te das cuenta de que España ha reeditado y hasta empeorado, en esta segunda restauración, las lacras borbónicas de la primera.
En esas estamos.
PD.- Siendo vergüenza cuando veo a Costa representado en mi pueblo en una estatua de dudoso gusto ( no como en Graus), frente a la cual muchos " próceres" de variadas instituciones de esta segunda restauración, cumplen el papel de darle homenaje cada San Mateo. Supongo que si pudiera hablar diría unas cuantas cosas.
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