El primer barco ( el Fortune) petrolero iraní, ya ha entrado en aguas territoriales de Venezuela sin que el imperio se haya atrevido a interceptarlo. También lo ha hecho el segundo petrolero, denominado Forest. Quedan por arribar tres petroleros más, cargados de gasolina, disolventes, aditivos y piezas de repuesto para las refinerías del país caribeño. Si todo sigue así, es decir llegan sin dificultad el resto de los petroleros, estaremos en presencia de un día histórico en la geopolítica internacional. He desarrollado las consecuencias que se derivan del mencionado acontecimiento en mi anterior artículo en este blog, titulado " días decisivos".
Alguno se preguntará sobre la llamativa solidaridad que ha podido producirse entre un país de raíz católica y occidental, como es Venezuela, y otro oriental, y de credo islámico, como es Irán. Es evidente que ambas son naciones petroleras y están siendo objeto de un acoso por parte de un mismo enemigo, el imperialismo yanqui. Bastaría para algunos este nexo para entender la alianza y la solidaridad "interesada" entre ambas repúblicas. Pero en el apoyo mutuo, hay y ha habido algo mas, algo bastante más difícil de entender para aquellos que como el Primer Ministro de Inglaterra Lord Palmerton en su día sentaron la doctrina de que “Inglaterra no tiene amigos permanentes ni enemigos permanentes. Inglaterra tiene intereses permanentes". También corroboradas la misma doctrina, por John Quincy Adams, sexto presidente de Estados Unidos al señalar que “Estados Unidos no tiene amistades permanentes, sino interese permanentes”.
En el podrido mundo construido por las potencias anglosajonas, se entiende que las cosas hayan sido así. Fueron y son naciones donde el utilitarismo y el materialismo, han supuesto la regla máxima de sus principios con el fin de que sus élites desde la moral puritana e hipócrita, todo lo justificaran con tal de enriquecerse.
Desde esta esfera de pensamiento, difícil se hace entender que alguien llevado de valores como la solidaridad, la justicia y la espiritualidad misma pueda conducirse de otra forma, cultivando la amistad y fomentando la filantropía.
Hugo Chavez, por encima de su confuso socialismo del siglo XXI como él quiso denominar a sus principios políticos, siempre fue un cristiano ejemplar y por encima de todo un creyente que sin buscar nada para él mismo, tal como dijo en una ocasión" echó su suerte a favor de los pobres, y eso ( pues un día se sabrá) probablemente le costó la vida. Muy a menudo en sus discursos evocaba a Jesús y se reconocía en los evangelios, interpretados a la luz de la teología de la liberación.
Su credo se fundó en dos palabras, que fueron sus objetivos : De un lado, la Justicia, entendiendo por ella la justa distribución de la riqueza entre sus semejantes y del otro, la Espiritualidad, es decir, el alma que nos trasciende mediante el ejercicio de la virtud y las buenas obras, permitiéndonos de esta forma entrar en el camino de la perfección y elevarnos hacia lo metafísico, hacia la otra vida.
Leí hace años ( editorial Hipérbola Janus) un libro que no es otra cosa que una aproximación al Chiismo, la versión del Islam que es corriente mayoritaria en la República de Irán. El título del libro, queriendo glosar el pensamiento fue titulado Justicia y espiritualidad, como síntesis del credo chiita y el pensamiento político en aquel entonces de Mahmud Ahmadineyad, presidente de la república iraní ( autores del mencionado libro : Seperh Hermat y Alí Reaza Jalali).
Un chiita es un creyente por encima de todo, pero que puede perfectamente compartir sus objetivos de Justicia y Espiritualidad con otro creyente, de otro credo, siempre que este sea monoteísta ( el cristianismo lo es) ya que lo importante para el chiismo son las obras y las conductas, aunque sean ejecutadas por otros caminos religiosos. Para el chiita Dios es el mismo en cualquier religión monoteista, Jesucristo fue uno mas de los profetas que predicó la palabra de Dios, y el camino hacia él, se inspira y practica en la Justicia, la clemencia y la misericordia.
Viajando por Latinoamérica me pude dar cuenta de que en ese hemisferio la mayoría de la población es católica y creyente. Y no de un catolicismo de pose, como en Europa, sino que a su manera de forma sencilla y devota los más humildes participan de la doctrina sinceramente. Hugo Chávez no fue una excepción, nació y surgió del pueblo.
Mahmud Ahmadineyad lloró sinceramente junto al féretro en el entierro de su amigo el comandante Chávez. Del parlamento que pronunció en las exequias, destacó los siguientes párrafos :
" En el nombre de Dios, el clemente, el Misericordioso.... el noble espíritu de un gran hombre que amaba la Justicia y la libertad ha iniciado su camino hacia los cielos...... su nombre evocaba la pureza y la bondad, el coraje y la humanidad y el amor por la gente... sobre todo para los pobres, los humillados por el colonialismo y el imperialismo.
Él era un hombre profundamente monoteísta y creyente.... seguía la vía señalada por los Profetas de Dios y perseguía la creación de un gobierno mundial basado en la Justicia.....
Estamos seguros de que él ( Hugo Chávez) volverá y lo hará junto a todos los Justos y a Jesucristo ( la paz sea con él) y junto al Hombre Perfecto ( Imán Mahdi) para sostener a la humanidad en aquello que concierne a la instauración de la paz, de la Justicia completa, de la misericordia y de la evolución ética.... "
A la decadencia y podredumbre moral de occidente, en especial de los países anglosajones y no digamos al imperio, les está resultado muy difícil entender la comunión de intereses del pueblo venezolano ( como parte de Latinomericano) e iraní, que se afianza y se suelda en el ideal de justicia, compartido por ambos, y su creencia en un solo Dios.
En el pensamiento del zafio, del materialista, del egoísta o del insolidario, estas cosas no pueden entedenderse. Al igual que el ladrón, que cree que todos son de condición, el yanqui o su sirviente el europeo de nuestros días, nunca podrán entender la comunión espiritual de muchas personas, ni la de muchos pueblos.
En el podrido mundo construido por las potencias anglosajonas, se entiende que las cosas hayan sido así. Fueron y son naciones donde el utilitarismo y el materialismo, han supuesto la regla máxima de sus principios con el fin de que sus élites desde la moral puritana e hipócrita, todo lo justificaran con tal de enriquecerse.
Desde esta esfera de pensamiento, difícil se hace entender que alguien llevado de valores como la solidaridad, la justicia y la espiritualidad misma pueda conducirse de otra forma, cultivando la amistad y fomentando la filantropía.
Hugo Chavez, por encima de su confuso socialismo del siglo XXI como él quiso denominar a sus principios políticos, siempre fue un cristiano ejemplar y por encima de todo un creyente que sin buscar nada para él mismo, tal como dijo en una ocasión" echó su suerte a favor de los pobres, y eso ( pues un día se sabrá) probablemente le costó la vida. Muy a menudo en sus discursos evocaba a Jesús y se reconocía en los evangelios, interpretados a la luz de la teología de la liberación.
Su credo se fundó en dos palabras, que fueron sus objetivos : De un lado, la Justicia, entendiendo por ella la justa distribución de la riqueza entre sus semejantes y del otro, la Espiritualidad, es decir, el alma que nos trasciende mediante el ejercicio de la virtud y las buenas obras, permitiéndonos de esta forma entrar en el camino de la perfección y elevarnos hacia lo metafísico, hacia la otra vida.
Leí hace años ( editorial Hipérbola Janus) un libro que no es otra cosa que una aproximación al Chiismo, la versión del Islam que es corriente mayoritaria en la República de Irán. El título del libro, queriendo glosar el pensamiento fue titulado Justicia y espiritualidad, como síntesis del credo chiita y el pensamiento político en aquel entonces de Mahmud Ahmadineyad, presidente de la república iraní ( autores del mencionado libro : Seperh Hermat y Alí Reaza Jalali).
Un chiita es un creyente por encima de todo, pero que puede perfectamente compartir sus objetivos de Justicia y Espiritualidad con otro creyente, de otro credo, siempre que este sea monoteísta ( el cristianismo lo es) ya que lo importante para el chiismo son las obras y las conductas, aunque sean ejecutadas por otros caminos religiosos. Para el chiita Dios es el mismo en cualquier religión monoteista, Jesucristo fue uno mas de los profetas que predicó la palabra de Dios, y el camino hacia él, se inspira y practica en la Justicia, la clemencia y la misericordia.
Viajando por Latinoamérica me pude dar cuenta de que en ese hemisferio la mayoría de la población es católica y creyente. Y no de un catolicismo de pose, como en Europa, sino que a su manera de forma sencilla y devota los más humildes participan de la doctrina sinceramente. Hugo Chávez no fue una excepción, nació y surgió del pueblo.
Mahmud Ahmadineyad lloró sinceramente junto al féretro en el entierro de su amigo el comandante Chávez. Del parlamento que pronunció en las exequias, destacó los siguientes párrafos :
" En el nombre de Dios, el clemente, el Misericordioso.... el noble espíritu de un gran hombre que amaba la Justicia y la libertad ha iniciado su camino hacia los cielos...... su nombre evocaba la pureza y la bondad, el coraje y la humanidad y el amor por la gente... sobre todo para los pobres, los humillados por el colonialismo y el imperialismo.
Él era un hombre profundamente monoteísta y creyente.... seguía la vía señalada por los Profetas de Dios y perseguía la creación de un gobierno mundial basado en la Justicia.....
Estamos seguros de que él ( Hugo Chávez) volverá y lo hará junto a todos los Justos y a Jesucristo ( la paz sea con él) y junto al Hombre Perfecto ( Imán Mahdi) para sostener a la humanidad en aquello que concierne a la instauración de la paz, de la Justicia completa, de la misericordia y de la evolución ética.... "
A la decadencia y podredumbre moral de occidente, en especial de los países anglosajones y no digamos al imperio, les está resultado muy difícil entender la comunión de intereses del pueblo venezolano ( como parte de Latinomericano) e iraní, que se afianza y se suelda en el ideal de justicia, compartido por ambos, y su creencia en un solo Dios.
En el pensamiento del zafio, del materialista, del egoísta o del insolidario, estas cosas no pueden entedenderse. Al igual que el ladrón, que cree que todos son de condición, el yanqui o su sirviente el europeo de nuestros días, nunca podrán entender la comunión espiritual de muchas personas, ni la de muchos pueblos.
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