viernes, 15 de mayo de 2020

Los ricos también lloran







Qué vergüenza, qué bochorno. Como en las teleseries  mexicanas los españoles nos hemos enterado  durante este estado de alarma  que imitando el título de una de ellas  " los ricos también lloran". En las imágenes que todos ustedes han visto en las televisiones y en las que les acompaño a este artículo, ahí  los tienen por las calles del elitista barrio de Salamanca en Madrid, gritando y vociferando "libertad" y " gobierno dimisión". Dicen que Franco durante la guerra civil, encomendó a su aviación que se cuidara  escrupulosamente de no bombardear dicho barrio. El resto de los barrios  los podían machacar a gusto. Durante la dictadura de su querido general, a  los pobladores y vecinos del barrio nunca se les escuchó mentar la palabra "libertad", más bien diríamos,  estuvo proscrita.  Tampoco se conoce a estos vecinos en ese mismo periodo, la más mínima revuelta o disturbio, salvo para enaltecer en la calle y brazo en alto la figura del caudillo o loar a la división azul.

Pues sí, mientras ahí los ven con banderas de España por todas partes, y golpeando algunos las señales de tráfico con sus palos de golf en señal de protesta,  cuando a apenas 3 kilómetros de allí en el barrio de  Aluche, todos hemos podido ver largas, pero que muy largas colas de personas y familias, para recoger bolsas de comida que la caridad del barrio les había preparado.  Eran la pobre gente que el régimen del 78 y nuestro inadecuado y frágil modelo productivo  ha dejado tirada en la calle, un poco más de lo que ya estaban :  desahuciados, expedientes de regulación temporal todavía no cobrados, personas que vivían de la economía informal, autónomos pendientes de un crédito público,  los que no han podido abrir su pequeño negocio, gentes en definitiva  que vivían al día.

Los pobres en España- noticia para los que no lo son y viven como si nada pasara- se acercan al 30% de la población.

Total, que mientras los unos berreaban, prepotentes, exhibiendo sus mejores modelitos  de marca, los otros, los pobres de las colas, callaban humillados y vergonzosos. Y cuando las televisiones han tenido ocasión de entrevistar a alguna de esas emperifolladas  e  histéricas señoras que se manifestaban junto a sus no menos energúmenos y gritones acompañantes, unos y otras nos han justificado su indignación porque, según ellos,  se ha  implantando en España un gobierno comunista.

Hace falta rozar el delirio para colegir que nuestro gobierno es comunista, pues ni siquiera llega a socialdemocrata tibio. Pero a la vista de la composición social del barrio de los ricos madrileños, me he permitido detallar lo que un  gobierno comunista de verdad habría hecho en estos tiempos de pandemia.

Primero.- Todos los de las colas o bien percibirían una ayuda social suficiente, o alternativamente gozarían de un empleo público temporal en la limpieza de bosques, en cuidados a ancianos o en la mejora de vías públicas urbanas y pecuarias. A la par, que se habría comenzado un amplio programa de viviendas sociales en propiedad y alquiler, de la mano de los municipios españoles, para que la vivienda sea de verdad un derecho elemental de todo español.

En otro orden de cosas, por supuesto que ya, a todos los trabajadores de España se las habría hecho el tets del Covid, cuando no el PCR si fuera necesario.

Segundo.- A todos los altos funcionarios que viven  en el barrio de las protestas les quedaría congelado el sueldo, sino reducido en un patriótico esfuerzo, y muchos de sus cuerpos a los que pertenecen desaparecían, ya que no son necesarios, al igual que las instituciones que los cobijan, Por supuesto que a los miembros de tan altas magistraturas, de los cuerpos que quedarán, se les impediría pasar al sector privado y luego regresar al público en un continuo rigodón.  Es decir, lo podrían hacer  sola una vez pues en el mismo momento que pasaran al sector  privado, dejarían la función pública para siempre.

Tercero.- Con los miembros de los consejos de administración de muchas de las empresas que viven en el barrio, no habría problema. Me refiero a Repsol, Telefónica, Eléctricas, seguros, banca, constructoras de obra pública, autopistas, etec,  puesto que casi todas viven,  no de la sana competencia, sino de un oligopolio  que recibe continuamente  los favores del BOE , así como  ayudas y concesiones estatales obtenidas por procedimientos no muy limpios, estas empresas serían recompradas por el estado e indemnizadaos sus accionista con bonos de deuda pública a  pagar en cómodos plazos, e inmediatamente todos los altos cargos de estas empresas, así como los miembros de sus suculentos consejos de administración resultarían despedidos de tan altas responsabilidades y en cualquier caso rebajados sus escandalosos salarios sustancialmente.

Por supuesto, la sanidad privada, ya que en estas estamos,  resultaría intervenida totalmente, sino nacionalizada en gran parte.

Ni que decir tiene que los precios de la electricidad y la telefonía sufrirían una rebaja sustancial.

Cuarto.- En cuanto a los numerosos rentistas que habitan en  el mismo  barrio, el dilema sería claro : o ponen sus capitales a trabajar, pero en España, o fiscalmente en muy poco tiempo se  quedarían sin ellos.

Y quinto.- Los numerosos bufetes de abogados, auditores y consultores sitos en el barrio citado- sino viviendo sus directores en él- cuya actividad consiste en  hacer loby en la villa y corte y gestionando los favores  de sus clientes  para las empresas oligopolísticas  ya citadas en el apartado Tercero, pues deberían sufrir una necesaria reconversión ( no sólo la  van a sufrir siempre en  estos procesos los trabajadores) con lo que además las empresas públicas nacionalizadas se ahorrarían las  copiosas  facturas libradas como consecuencia de  los servicios de estos profesionales.

Como dijo Juan Manuel de Padra hace unos días en ABC, en un esplendido artículo, un respeto para los comunistas. Si te acusan de tal, al menos que sea justificadamente.




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