sábado, 2 de mayo de 2020

Y finalmente, resucitó

Y al tercer día resucitó. Jesucrito lo hizo efectivamente al tercer día de morir en la cruz. Kim Jong Un, lo ha hecho 15 días después de  que la excrecencia, esto es, nuestros medios de comunicación, y al frente de todos ellos el peor, TV 5, lo dieran por muerto y encima le buscaran sucesor en la figura de su hermana.

Contra Corea del Norte todo vale.  El ex embajador en España de la república de Corea, fue dado por muerto, mejor dicho fusilado por el " sanguinario régimen", y poco después apareció como no podía ser menos. Otros generales y políticos coreanos, igualmente en los últimos años fueron dados por "eliminados y asesinados". Todos resucitaron. Puede decirse que la mejor garantía para sobrevivir casi indefinidamente, es ser ciudadano de Corea del Norte y que tu muerte sea anunciada por la basura de los medios occidentales.

Uno de ellos, que resucitó, lo habría "asesinado" el  "sanguinario régimen" colocándolo en la boca de salida de un cañón antiaéreo, que obviamente fue disparado. La imaginación intoxicadora al poder.

Lo triste de todo esto es que las próximas mentiras serán creídas de nuevo por una parte importante de nuestra población.  Bueno, nos resignaremos. Ser tonto es un derecho y en absoluto es un delito.

Los que hemos estado en Corea del Norte, sabemos del bloqueo comercial y financiero  al que somete occidente al pueblo coreano y de la intoxicación que se expande  contra ese magnífico pueblo.  En este mismo blog, en su día dediqué tres artículos a Corea del Norte. Pueden  buscarlos en el histórico del blog.

En Corea del Norte, no se vive mal,  su nivel  de vida es más que aceptable, no falta de nada y los derechos esenciales están plenamente garantizados para  todos: sanidad, educación, vivienda  y cultura. Y lo mejor de todo : la ética, la sencillez y fuerza moral de su pueblo, basada en la moral tradicional,  es envidiable. No como por aquí, que hemos llevado el individualismo a la frontera de la insolidaridad posmodernista, el relativismo moral y el mal gusto









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