martes, 12 de diciembre de 2017

Ada Colau en Sálvame Deluxe

A mi que la señora Ada Colau sea bisexual o no, me importa una higa.  Cualquier persona, de cualquier orientación sexual, para mi es tan digna y respetable como cualquier otra y se merece representarnos  con los mejores honores públicos o privados que pueda concederle la sociedad.

Hace ya muchos años,  bastante antes de la llegada del Posmodernismo, que tengo por costumbre juzgar a las personas por sus hechos y no por sus posturas- estéticas o no- y declaraciones. Por lo tanto, cuando la alcaldesa del Ayuntamiento de Barcelona, confiesa en un una cadena de televisión su orientación bisexual, lo que me molesta es que acuda a los medios basura para confesarse en su afán de notoriedad y dentro de ellos, al excremento de los excrementos televisivos que es " Sálvame Deluxe" para darnos la noticia. 

Hubo un tiempo, en  que uno en su ingenuidad ( me han engañado tantas veces) hasta creyó en la activista que ponía en cuestión al sistema, luchando contra los desahucios. Pero poco a poco fui  sufriendo una nueva decepción. No me extraña, por tanto, que acuda a los programas de  basura y morbo. Ya antes había dado bastantes signos de su deriva y, digamoslo así, auténtica ideología.

Cuando el historiador chileno Roberto E. Rodríguez, quiso presentar en Barcelona su magnífico libro titulado " Stalin insólito", publicado en la editorial " Templando el acero", solicitó hacerlo en  una sala de uno de los muchos centros cívicos, de titularidad municipal, que existen en la ciudad condal. El permiso fue concedido, como se hace habitualmente con muchas de las actividades de las diversas asociaciones, grupos o colectivos, barceloneses o no. Pues bien, después de la campaña desplegada contra dicho acto, por la señora Pilar Rahola- otra "progresista"- y varios medios de comunicación, la señora Colau, dio marcha atrás y hubo de prohibirlo. Los organizadores que ya lo habían anunciado sobradamente, debieron de buscar un local privado a toda prisa, donde por fin y en precarias condiciones se pudo celebrar el acto.

En estos días, con campaña electoral incluida en Cataluña, es de lo más gracioso ver de nuevo a la alcaldesa, confesarse del partido del " ni si, ni no" en cuanto al derecho de autodeterminación de los pueblos. Algo que siempre estuvo en el ADN de la izquierda, hasta el punto  de que  incluso el mismo PSOE lo llegó a llevar en su propio programa en  el año 1977. Ella suele eludir estos debates, con fórmulas  a menudo evanescentes tales como confesarse española, catalana, y sobre todo "ciudadana del mundo". Un poquito de globalización a lo George Soros- el multimillonario- o el reaccionario Karl Popper- el de las sociedades abiertas- no le va mal a nadie. 

El remate final ha llegado, cuando me he enterado de que el servicio de Bicing ha sido adjudicado en concesión privada  por el consistorio barcelonés a la empresa Cespa,  filial de  Ferrovial. Podía haberlo municipalizado, pero eso suena a socialismo. Se lo ha concedido a la constructora, una empresa presuntamente pringada en Cataluña en el caso Palau, "tres por cent" y otras hierbas. No me extrañaría nada que la adjudicataria, acabara subcontratando el servicio.  Si es así, lo siento por la pobre subcontratista. Está llena España de subcontratistas arruinadas por las grandes constructoras- adjudicatarias.

" Por sus obras los conoceréis"( San Mateo 7, 15-20).











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