miércoles, 1 de agosto de 2018

De nuevo el taxi y la familia Arrimadas


Antes de empezar como suelo hacer, les pongo al corriente del Fachómetro del día. Por el pueblo de Verges acudiendo a la llamada del partido falangista- ultraliberal ( joder que combinación), denominado Ciudadanos, y armados de cuchillos ( nos vamos acercando al muerto o muertos)  unos cuantos sujetos han intentado retirar, por la noche y encapuchados, varias esteladas. Unas valientes mujeres se lo han impedido.

Hecho el preámbulo, vayamos al tema del artículo.

Ya hemos sabido a qué se debe el silencio de la locuaz señora Arrimadas en el conflicto del taxi. Su marido  es el propietario o al menos uno de los altos de dirigentes de la empresa que asesora a la plataforma digital UBER, la gemela de CAFIFY.

Todo queda en familia. Gracias a estas plataformas, muchos taxistas adquirentes de licencias a precios de oro, y que con su esfuerzo se ganan la vida trabajando jornadas  más de 10 horas al día, como empleados o autónomos de la explotación de dichas licencias  están a punto de perder su empleo en nombre del sagrado mercado y la no menos sagrada competitividad.

Si como denuncié en mi anterior artículo sobre el taxi,  el franquismo permitió que se mercantilizaran las licencias de taxi, al permitir venderlas o heredarlas, el nuevo sistema UBER o CAFIFY pretende arrasar con todo, y ponerlas en manos exclusivas de las multinacionales. Los nuevos señores feudales de nuestra sociedad.

Al permitirse la mercantilización de las licencias, durante el franquismo, los especuladores hicieron su agosto y muchos trabajadores sólo pudieron acceder a trabajar de taxistas pagando generosas  sumas a estos vendedores de licencias. Y este sistema corrupto lo creo el régimen en el que el papá de la señora Arrimadas era uno de sus colaboradores. Policía era, y dicen que afecto a los servicios de la brigada político social, lo peor de lo peor.

Han pasado los años, y con los nuevos tiempos, los especuladores o sus protectores, sólo han cambiado de táctica, pero no de método. Ahora el marido de la Arrimadas, en clave ultraliberal, es uno de los conspicuos asesores de los que pretenden hacerse con este mercado. En nombre de la libertad, de mercado naturalmente ( en la la otra ya no creen tanto).  Pero como el espacio en las ciudades es limitado y los problemas de contaminación acuciantes, por mucho mercado que vendan estos nuevos especuladores, tarde o temprano ( y ya se ha comenzado a hacerse) los UBER o CABYFY, tendrán que trabajar de forma regulada y sujetos a licencia. En una ciudad no puede haber más de un millón de taxis, por ejemplo. No caben y sus emisiones nos matarían a todos.

Por eso, cuando estas nuevos UBER o CABIFY, venden la moto de la libertad de mercado y el " cabemos todos en el negocio de la movilidad ciudadana", mienten como bellacos.

Y claro, cuando llegue la realidad y las nuevas licencias- que habrán arrasado con las anteriores de taxi- deban regularse,  los especuladores harán de nuevo el agosto, vendiéndolas o alquilándolas. Por el camino, muchos padres de familia con 10 horas diarias al taxi y endeudados, habrán perdido sus empleos. Será el precio a pagar por lo pobres para que  los ricos sean cada vez más ricos. A eso los cínicos de siempre y más de un progre imbécil, lo  llamará el progreso.

Como habrán visto, la familia Arrimadas, siempre cerca, de  los escuderos o partícipes, de tan saneados negocios.






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