miércoles, 8 de agosto de 2018

La policía nacional

LLevo unos días sin actualizar el FACHÓMETRO.  No se crean por esto que ha desaparecido. Recientemente, rebrota con fuerza. Pintadas, agresiones, amenazadas, eso sí, todas muy " constitucionalistas" que es como el fascismo se hace llamar ahora.

En Badalona, ha sido agredido un hombre que trató de impedir que un energúmeno arrancara carteles en la sede de ERC. A varios diputados, independentistas, claro, les han tuneado, pero a peor, sus automóviles.  Y lo que es ya más preocupante. Dos diputados de ERC autonómicos, al pasar por la comisaria de Via Laietana en Barcelona, nada más y nada menos que el  policía nacional de centinela en el edificio, provisto de arma larga, se alejó un trecho  de su puesto para interceptándolos en plena calle,  escupir al  lado de esos parlamentarios y seguidamente espetarles la linda frase de " hijos de puta".

Días antes, como les relaté, otro policía nacional también en la calle agredió físicamente al periodista Jordi Borrás, dejando su marca de guerra en forma de graznido : "Viva Franco, Viva España". Cuando varios paseantes se acercaron para auxiliar al agredido, enseñó todo ufano su placa de policía. 

Servidor, que hizo el servicio militar  obligatorio ( un año y cuatro meses) y en esas lides estuvo de centinela armado, día y noche, en muchas ocasiones en las dependencias de su cuartel, y en maniobras en alta montaña,  sabe perfectamente cuáles son los derechos y sobre todo las responsabilidades del centinela. 

Lean lo que dice el Código de Justicia Militar al respecto. Pero como- dicen- somos un "estado de derecho", no pasará nada o a la sumo una advertencia al energúmeno, entre otras cosas porque la Policía Nacional no es un cuerpo militar.

Va siendo hora de decir algunas cosas, que son vox populi. Estamos unos cuantos,  hasta los cojones, con perdón, de muchos musculitos de gimnasio y media neurona en la cabeza, que se vienen colando en la policía nacional. Y en muchos casos de falta de disciplina en el cuerpo. Y lo siento por lo buenos policías, que los hay y muchos.

Con franqueza, en la Guardia Civil no me represento hechos semejantes. La disciplina en este instituto como cuerpo militar,  es otra.

A mi- y es una opinión- nunca me hicieron gracia  las asociaciones  o sindicatos de jueces, fiscales, militares  o policías. Tienen sus derechos y es evidente, pero bien pueden ser salvaguardados por oficinas públicas, a cargo de juristas independientes de verdad. 

Los antecedentes militares de las Juntas de Defensa, creadas durante el reinado de Alfonso XIII y que fueron la antesala de la dictadura de Primo de Rivera, nunca me hicieron la menor gracia.








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