martes, 3 de julio de 2018

El triunvirato que se puede formar: miedo da pensarlo

Hay tres sujetos que circulan por ahí, a cual más deleznable. Me refiero a José María Aznar, Albert Rivera y  Pablo Casado. Están hechos el uno para el otro,  y no es de desdeñar que estos caballeros acaben juntándose en una opción política, cuyo nombre será lo de menos.

Los partidos políticos de la derecha patria, tienen una ideología común, se llamen como se llamen : preservar el injusto orden constituido, como garantía  y privilegio supremo de las clases sociales que los sostienen. Pero aún dentro de éstas, existen determinadas capas sociales totalmente asilvestradas, nada europeizadas, retrógradas y violentas en potencia, capaces de cualquier cosa. Representan a la España del ordeno y mando, la intolerante, la centralista, la que desde el Concilio de Trento tiene una idea del país, que está dispuesta a imponer a los demás, sea cual sea la realidad social y política que pueda existir.  Si pudieran lo haría a sangre y fuego, como  lo hicieron en su momento, pero en la actual coyuntura, persiguiendo los mismos fines, saben que no puede hacerlo, y por la puerta de atrás, con  el derecho- su derecho- en la mano, disfrazado todo de mucha legalidad, que no de legitimidad, persiguen ilegalizar partidos políticos, restringir aún más las libertades y consolidar- y aumentar- a través de diversas reformas, un orden social totalmente injusto en beneficio de los monopolios,  los privilegios del alto funcionariado y todos los colectivos que alrededor de estas estructuras impiden la modernización de España.

La derecha que hasta unos días nos gobernó, y que demostró ser una organización de delincuentes, anda estos días  desorientada en busca de unos nuevos padrinos que le permitan volver a administrar el cortijo. Porque eso es España para ellos, un puro cortijo en el que si es preciso se venderán aún más nuestros exiguos  activos al capital extranjero en forma de fondos buitre y otras lindezas.

No sería de extrañar que estos tres personajes amparados en la ignorancia de muchas capas sociales que existen en nuestro país, presenten su proyecto y éste pueda cuajar. Y están dispuestos para ello, incluso, a llevar a España hasta extremos cercanos a una nueva guerra civil. Es lo mismo que sucedió antes del desastre de 1898, cuando la prensa canalla de Madrid, alentaba a nuestras tropas en Cuba, presentado a los EEUU como un insignificante  país de "salchicheros".

Y no exagero, pues qué se puede esperar de un tipo, como Pablo Casado, que entre otras declaraciones, llegó a a amenazar a Puigdemont, con que, cuidado, no acabara como lo hizo Luis Companys ( torturado y asesinado después  de la guerra civil, añado yo) ; o el falangito Rivera, que ignorando la pluralidad de nuestra nación, sólo ve  españoles por todas partes, al margen de ricos y pobres, vascos, gallegos o catalanes, y anda apoyando a las bandas de extrema derecha que asolan Cataluña, arrancando  todo lazo amarillo que se les presente y pegando al primero que lo luce en su solapa  ; o las del envarado y chulesco Aznar ( también con antecedentes en la falange española),  capaz, como ya hizo en su día, de meter a España en una guerra, sin consultar a su propio pueblo.

Si el triunvirato cuaja- a pesar de los esfuerzos de un hombre como Margallo- nuestra evidente decadencia se acelerará aún más y el proceso, que  al menos  puede acabar  lánguidamente en manos de Alemania, de la que ya somos un mero protectorado, lo hará con un estallido de violencia de consecuencias incalculables, devolviéndonos a etapas de la historia que ya creíamos superadas.







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