viernes, 28 de julio de 2017

Cataluña: ampliación de mi anterior artículo

Decíamos ayer ( mi anterior artículo), que  una parte de los contrarios al proceso secesionista catalán, amenazaban a su pueblo  con todas las plagas bíblicas de llegar a prosperar la independencia. En concreto, basaban sus argumentos en la pérdida de las pensiones de todos  sus habitantes, el mercado español receptor de sus productos y finalmente el manejo del euro como moneda. 

Analicemos estas futuribles consecuencias. Empecemos por el euro. Nada impediría que en Cataluña circulara el euro. Para ello no se necesita el permiso de los países que lo adoptaron como moneda nacional. Tanto en el mercado interior como en el exterior ( compras y ventas al extranjero) todo el mundo aceptaría esta moneda como instrumento de intercambio.Son numerosos los  países que no disponen de moneda propia y utilizan las de otros ( con moneda fuerte) para evitar la inflación en su mercado interno y como garantía en sus compras y ventas al  exterior. Ejemplos : Ecuador con el dólar y la misma Andorra con el euro.

Es una evidencia, que una parte de  la producción de bienes y servicios  de Cataluña tiene  como destino el mercado español. Pero también su comercio exterior está consolidado en el resto de los países de la UE y terceros países. Por la cercanía de la producción  ( gastos en transporte) y lo competitivo  de muchos de sus fabricados Cataluña podría seguir exportando a la UE en las mismas condiciones arancelarias  especiales que lo hacen terceros países al vender al mercado europeo a través de acuerdos. Y eso, si fuera expulsada de la UE, lo que está por ver.

Respecto del mercado español es dudoso que dejaran de fluir mercancías en ambas direcciones. Son dos mercados que se complementan y los intereses industriales primarían sobre los políticos. En cualquier caso, muchos de los productos industriales, que Cataluña fabrica,  son más asequibles y a mejor precio para el resto de España, que otros importados de la UE o terceros países.

Lo de las pensiones ya es más complejo. Se trata de obligaciones individuales para el Estado español con cada uno de los cotizantes, vivan estos donde vivan. Un español por residir en Canadá no pierde su derecho a la pensión siempre y cuando sus cotizaciones las hubiera ingresado la Seguridad Social, obteniendo el derecho a ellas. Para las  que una vez cotizadas, no hubieran adquirido por el tiempo trascurrido el derecho al devengo, nada impediría un acuerdo transitorio y de reciprocidad, como España ya tiene con muchos otros países, acumulando las cotizaciones en ambas naciones.

Si esta obligación no obstante se incumpliera- lo que no es probable- téngase en cuenta que toda la deuda pública catalana contraída con sus acreedores nacionales e internacionales, ha recibido el aval solidario del Estado español. De existir  posibles represalias en materia de pensiones ( no es pensable que España castigara a los que seguiría considerando como españoles), el impago de la deuda catalana debería ser asumida por el Estado español. Eso sumado a que Cataluña es contribuyente neto a las arcas públicas del Estado español, dejaría a éste en una difícil situación financiera.

Como corolario digo, que me he puesto en el peor de los escenarios. Por lo tanto, como dejé insinuado ayer, lo mejor desde la racionalidad y el sentido común sería evitar el riesgo de la escisión mediante un acuerdo justo para ambas partes.







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