jueves, 27 de julio de 2017

España y Cataluña : el aspecto económico de la secesión

El proceso independentista catalán tiene, como casi todo, un aspecto económico que casi nadie comenta. Cegados por las pasiones ( cualquier hecho nacional es un sentimiento por encima de todo) hay muchas personas que se comportan  en muchas regiones de España con despecho y desprecio ante la maniobra secesionista. Se sienten rechazados fundamentalmente en su querencia por la unidad nacional por unos malos hijos, que pretenden abandonar el hogar paterno.Y a partir de ahí nacen las amenazas veladas de que no van a permitir este comportamiento insolidario con el resto de los territorios del Estado, y su apelación constante a la legalidad y el estado de derecho en forma de constitución inamovible. Otros, más paternalistas critican el proceso explicándole  al  hijo descarriado que su independencia no será posible pues perderá el mercado español, el uso de la moneda del euro y hasta el cobro de las pensiones de sus habitantes. Fomentan el miedo atemorizando al hijo para que este vuelva el redil.

Cierto que en gran parte  todas estas tesis han calado en la opinión pública. Pero nadie  comenta y menos  explica el porqué ( sus verdaderas razones) la mayoría de los partidos políticos españoles y las élites económicas  que los dirigen se niegan de plano, con variadas posiciones, unas más moderadas, otras más amenazantes, al hecho diferencial catalán traducido a hechos económicos.  

Y va siendo hora de que digan la verdad.  Si fuera Extremadura la que pretendiera separarse del resto de España, o  Murcia y si me apuran hasta  Castilla La Mancha o Andalucía, la reacción ante el intento secesionista no sería tan virulenta. 

Si Cataluña se separara  del resto de España ( y no soy partidario de la escisión)  o simplemente permaneciera en ella pero con un concierto fiscal, como el que tiene Navarra o el País Vasco, con la estructura económica de muchas de las regiones regiones del resto del Estado, la que acabaría teniendo un problema grave no sería Cataluña sino España.

Que me expliquen a mi, por qué en base a esa vaguedad de los " derechos históricos" ( como sin en España no hubiera una sola región con la Historia en la mano,  que no  acumulara tales derechos) el País Vasco y Navarra disfrutan de un régimen fiscal que les permite recaudar sus propios impuestos, gastarlos en su territorio y apenas contribuir al sostenimiento económico de los déficits fiscales de la mayoría de las regiones españolas, en especial de todas aquellas que reciben mucho más de lo que ingresan sus menguadas economías. La respuesta  es bien simple : aunque Navarra y el País Vasco, son regiones ricas por su relación al PIB que generan, dividido por el número de sus escasos habitantes, en el ámbito del PIB de toda España, el porcentajes de este PIB es insignificante. Como mucho representan no más allá del 4% de todo el PIB nacional. Sus privilegios por su tamaño resultan tolerables y hasta nos permite presumir de la singularidad de alguna de nuestras regiones.

No así ocurre con Cataluña, que representa el 25% o más del PIB nacional y la cantidad de los ingresos que van a las arcas nacionales, habida cuenta la diferencia a favor del Estado entre lo que se gasta en Cataluña  y lo que esta región recauda e ingresa, se traduce en una notable renta neta a favor del Estado, que este distribuye entre el resto de las regiones.

Sin estos ingresos netos España no podría, ni de lejos, sostener  en gran parte el empleo público, ni los servicios que presta en muchas de sus regiones, incluida la ciudad de  Madrid. Esta es un realidad hacendistica que hasta el mismo ministro de Economía, el señor de Guindos, ha llegado a reconocer en alguna ocasión. Y eso, dejando de lado el efecto contagio de otras regiones como Valencia o Baleares, que también resultan contribuyentes netos.

Haríamos mejor en examinar  la insosteniblidad  económica de las regiones al sur de Despeñaperros y sus causas, que se explican por sus estructuras nada modernas, clientelares y caciquiles, a las que nadie quiere poner remedio. Son estas regiones  en verdad las que ponen en peligro la unidad nacional y no los anhelos de una región, como Cataluña,  que resulta contribuyente neto de forma constante  y continuada, debido a  su estructura económica moderna e industrial.

La solidaridad es puntual y tiene un límite para ayudar al otro. Lo que no puede hacerse de la solidaridad es una contribución neta, perenne e ilimitada en el tiempo. Si no se resuelve esta desigualdad regional, eliminado las barreras que impiden la transformación de determinadas regiones, tarde o temprano la casa nacional se derrumbará.







No hay comentarios:

Publicar un comentario