miércoles, 19 de julio de 2017

La que nos viene encima : la quiebra

Vivimos en un momento transitorio donde la inmensa llegada de turistas más la deuda que emitimos, y el BCE nos compra, nos sitúa en una esperanza vana de que ya nos estamos recuperando de la burbuja inmobiliaria y la grave crisis sufrida, que aún no está superada del todo. Y digo vana esperanza, porque el turismo que llega es de muy baja calidad  e ingresos y tiene su origen y significativo aumento en gran parte debido a la conflictiva situación coyuntural de los destinos del norte de África, Egipto y Turquía en especial.

La situación financiera es peor. Después de ingentes fondos públicos empleados para salvar a banca ( más de sesenta mil millones de euros, que ya el Ministro de Economía ha reconocido que nunca más se recuperarán, dándolos por perdidos), nuestro sistema financiero sigue aquejado de una debilidad estructural : el Banco Popular ha caído, Liberbank se tambalea, y el Santander ya no sabe qué hacer para evitar la lluvia de reclamaciones judiciales que  le van a llover, después de su adquisición por un euro del Banco Popular.  

El modelo productivo, sigue instalado en el turismo de baja calidad, empleo público y construcción. Sector este último de muy bajo valor añadido y  dependientes del BOE para la grandes constructoras. Por lo que respecta a la vivienda, existen intentos de crear de nuevo la burbuja. Pero no va a ser posible. Aún existe un parque inmenso de viviendas  sin vender y la capacidad adquisitiva de los salarios, a la baja en estos últimos años, más el endeudamiento de las familias,  impiden que este rubro despegue.

Nada se se ha hecho por crear o fomentar sectores industriales con valor añadido ( Tecnología e  I+D), que son los  que proporcionan sustanciales beneficios y salarios, y por ende impuestos. Y muchas de las grandes empresas, como Isolux y otras, están desembocando recientemente  en  concursos de acreedores. En su mayor parte,  el resto de las grandes del IBEX, subsisten gracias a su situación monopolística en mercados cautivos, garantizados por los favores públicos- cuando no la corrupción- y precios abusivos, vía BOE, algo nada competitivo en un mercado cada vez más internacional.

Las cuentas públicas, que soportan un estado clientelar, burocrático y lleno de duplicidades que siguen sin eliminarse ( concentración de municipios, autonomías que sobran, Diputaciones  provinciales totalmente innecesarias, toda suerte de políticos, asesores y sus generosos sueldos etc) tapan  todos sus agujeros con deuda pública, que sólo hace que aumentar gracias a las compras del BCE. En otros mercados, es dudoso  que compraran nuestros bonos y si lo hicieran, sería a unos intereses altísimos que sólo agravarían aún más nuestra situación.

Lo de las pensiones, ya es un punto y aparte.  Hemos agotado prácticamente el fondo que las respaldada y ya  en estos meses las pagas extras se van a abonar, como no, gracias a otro crédito que la Seguridad Social ha pedido a las arcas publicas. 

Este capítulo de las pensiones es el más preocupante. Por si años atrás  ya no debiera soportar la Seguridad Social pensiones de lujo con numerosas prejubilaciones de las grandes empresas ( eléctricas, telefónicas, banca, etec), sigue esta práctica  en la actualidad con otras empresas de lo mismos sectores ( Ibercaja, por ejemplo), y también sucede que los nuevos pensionistas que se incorporan- o van a incorporarse en breve- al sistema,  viene n con unas cotizaciones salariales muy altas, fruto de la bonanza de los salarios  de las tres últimas décadas. Es decir, que cobrarán pensiones muy generosas.

Los bajos salarios de los jóvenes y el empleo precario a que se ven sometidos ( eso cuando tienen empleo y no han emigrado) impiden sostener con sus ingresos ( a menos dinero que ganan menos impuestos pagarán) los gastos de nuestra mastodóntica e inútil administración pública. Y menos aún  esos mismos salarios de los jóvenes  y sus bajas cotizaciones a la Seguridad Social ( derivadas de sus magros salarios) las bien retribuidas  pensiones que muchos de nuestros mayores ya disfrutan o se disponen a disfrutar. 

En definitiva, el tinglado se sostiene gracias, por ahora ( y ya veremos como evoluciona) al petróleo barato y la deuda que solo hace que aumentar. La deuda matemáticamente tiene un límite, aunque nadie sabe todavía cual es; pero ya se sabrá cuando todo explote.

Lo más triste es lo de la pensiones. Los beneficiarios de las mismas ( me refiero obviamente a las de mayores ingresos, que son casi la mitad de las que se pagan) ni ven lo que sucede, ni quieren verlo. Han sacrificado a la juventud en una España de dos velocidades y se amparan en la excusa de que ellos cotizaron mucho en su día. Pero no es verdad lo que dicen, y lo saben.  El nuestro es un sistema de reparto y no de capitalización. Lo cotizado en una gran parte de los casos ya les ha sido devuelto con lo que hasta ahora han percibido, y lo que se les abona actualmente es  en muchos casos (1) gracias a las cotizaciones de los que siguen trabajando, con bajas rentas y cotizaciones  (2) los impuestos que a sangre y fuego se recaudan en  las rentas medias y bajas ( trabajadores, empresas medias y autónomos), dificultando aún más su productividad e ingresos, al no incentivar la creación de riqueza, y (3) como tampoco esto en suficiente, a la emisión de más deuda.

Esta es la que nos viene encima- título de este blog- y las pensiones  de lujo (que España no puede pagar debido a su PIB), más los numerosos- y en muchos casos estupendos- sueldos públicos innecesarios que existen ( que España tampoco puede sostener), se encuentran refugiados- aquellos que los perciben- en las fórmulas políticas ( PP y PSOE) que impiden el cambio  y no permiten diseñar un nuevo modelo productivo, que éste sí garantizaría el pago de las pensiones. Con sus votos de forma ciega, cortoplazista  y egoísta estos colectivos, sostienen un sistema que tarde o temprano estallará. No le doy  a la quiebra que se avecina más de dos años, a lo sumo tres.  




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