El sistema, al menos en España, se sostendrá , quizá unos años más. Pero está tocado de muerte. Los salarios de la mayoría son bajos y no podrán crecer mucho más porque nuestra economía fabrica productos y servicios de bajo valor añadido. Las empresas en este contexto obtienen unos beneficios cada vez más menguados y la única salida que les queda para competir en el mercado internacional y nacional, es ajustar los precios y ganar rentabilidad con despidos, que son suplidos- cuando lo son- por otros trabajadores de menor coste que los anteriores.
Ganar en eficiencia, productividad y valor añadido supone en este momento, inversiones en investigación e innovación que son costosas, y la empresa española no quiere por cultura arriesgarse, ni muchas veces puede al estar muy endeudada. Así pues, el futuro que nos espera es primero competir con otras economías similares a la nuestra y acabar haciéndolo, en esta espiral del " nosotros por menos" con Marruecos o cualquier otro país semejante.
Resultado : beneficios empresariales muy ajustados, que sólo se consiguen disminuyendo el precio de los salarios y fomentando la precariedad del empleo. Y si las cotizaciones fiscales y de seguridad social derivadas de nuestro empleo son bajas, las prestaciones sociales del Estado al carecer de fondos disminuirán y lo que hoy aún es gratuito o semigratuito, acabaremos pagándolo en el sector privado. Más pobreza y un porvenir nada halagüeño.
Quienes primero han comenzado a pagar la crisis ( que no se ha ido y volverá en cualquier momento de forma más virulenta a poco que suba el petróleo o el BCE deje de comprarnos todos los "papelitos" que en forma de deuda les ofrecemos para tapar nuestro abultado déficit) son los jóvenes a través de la precariedad, su difícil acceso al arrendamiento de viviendas, el salario escuálido y la emigración.
Después vendrán los demás. Casi agotada la hucha de las pensiones, ya las estamos pagando con créditos y nuestro déficit se hace crónico, sino es que aumenta. Más deuda para financiarlo. Y mientras tanto, seguimos con sonoras quiebras de nuestras distinguidas empresas y prejubilando a sus empleados con generosos acuerdos, a costa del INEM y la Seguridad Social. Patada hacia adelante y deuda, mucha deuda.
Cualquier día, de súbito, una pequeña ventolera dará al traste con todo. Y a medio plazo, si hay mucha suerte, todos mucho más empobrecidos.
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