viernes, 23 de junio de 2017

El neofeudalismo de las multinacionales: un caos perfectamente diseñado



Dos noticias saltan a la palestra : la primera una sentencia del Tribunal Europeo de los Derechos Humanos ( TEDH) contra Rusia por discriminación  a los homosexuales ; la segunda, la anunciada abstención del Partido Socialista a la aprobación del CETA ( Tratado de Libre Comercio entre Canadá y la UE). Y ustedes se dirán ¿ qué tienen que ver la una con la otra ?

Somos muchos los que pensamos que ambas forman parte de la globalización que se nos pretende imponer en todos los aspectos a los estados y los pueblos, y por tanto se encaminan a conseguir este objetivo. Nos explicaremos empezando por la segunda, rematando con la primera,  y finalmente con su corolario 

Que el nuevo PSOE era puro marqueting y fachada cantando la internacional, ya lo sabíamos y no nos toma de sorpresa. El pobre Pedro, podrá tener valor para acabar con  sus  barones territoriales, pero para plantar cara a las multinacionales, eso ya es harina de otro costal. Ha bastado un mera llamada de atención de la Comisión europea, del tal Moscovici, para que transmute su voto negativo en abstención en el parlamento español. En resumen, que el tratado será aprobado y ratificado por España.

Tendremos CETA, es decir, un tratado que excluye a los tribunales de cada país miembro de la UE de la resolución de conflictos entre las multinacionales de Canadá y la  UE , aunque los cambios o desarrollos normativos,  incluso con rango de ley,  aprobados por la soberanía nacional de cualquier estado miembro,  pretendieran ser aplicados.  Por consiguiente, un tribunal ajeno al de cada país y de la propia UE, deberá resolver sobre sobre estas cuestiones, en el orden laboral, alimentario y medio ambiental.

A la par, el propio tratado, rebaja los controles sanitarios para importar determinados alimentos, y abre la puerta, a medias por el momento, a las inversiones canadienses  en sectores regulados como la sanidad y la educación.

La segunda noticia, nos refiere decisión del pomposo TEDH , cuya existencia no  es mas que es pura propaganda para lavar la cara del capital,  de condenar a Rusia por impedir a determinados activistas de la LGTB ( coordinadora de gay, lesbianas y transexuales) desarrollar campañas  de propaganda y difusión en las escuelas, y entre menores,  de estas relaciones. La Ley  de la Federación rusa prohíbe efectivamente el desarrollo de estas campañas de orientación sexual y propaganda  entre niños y menores de edad.

Salvo esta conducta y actividad, los derechos de los homosexuales están plenamente salvaguardados en la legislación del país.


El corolario es muy simple y a la vez complejo.  Estorban los estados y la protección que estos dispensan a sus ciudadanos. El diseñado reino mundial del capital y su expresión mas genuina, las multinacionales, que acabarán pronto concentradas en unas pocas, no pueden permitirse en su  carrera infinita por acumular poder y capital ciertos inconvenientes. La soberanía  democrática de los ciudadanos de cada país, expresada por las leyes aprobadas en sus parlamentos,  se pretenden suprimir  si perjudican los intereses de unos pocos.

Vale la medida de los tratados de libre comercio para los países llamados democráticos. Para los otros, hace años que la receta es mucho más sencilla : se soborna a sus dirigentes, y si estos se muestran empero rebeldes, se les asesina o destituye a través de las diversas metotodologías modernas  para implementar un golpe de estado. Todo ello, por supuesto, y  con todo cinismo, en nombre de la democracia y la libertad. De  esta labor legitimadora, ya se encargarán los medios de comunicación, todos ellos en manos  de la misma oligarquía internacional.

Pero por encima de los estados, quedan todavía los pueblos, sus tradiciones , valores éticos y sociales e incluso su propia historia, factores éstos que dieron lugar en su evolución final a las formación de los  estados mismos. Como la propia vida, en lo cultural y biológico,  los pueblos también son diversos y no uniformes.

Se trata por tanto, de  destruir este acervo, con la exaltación de la minorías y el individualismo más absoluto, todo ello bien estructurado en la filosofía  del relativismo moral,  que se condimenta además  con los ingredientes del hedonismo, alienación del individuo y la banalidad por sistema.

Todas estas teorías vienen divulgándose amparadas en los derechos humanos, y en su nombre se niegan los derechos de los pueblos y sobre todo los intereses  sociales de éstos para unirse en busca de su autentica y verdadera libertad. Este es el propósito de la " sociedad abierta" que fomenta el multimillonario  George Soros. Pretende dejar al individuo solo y aislado, como mejor forma para esclavizarlo.

El ser humano es individuo, pero solo vale bien poco. Las construcciones culturales, históricas y sociales han pasado siempre por los intereses colectivos, por entender que el ser humado es un sujeto que se expresa en lo social y espiritual dentro de los valores de cada colectividad.

La técnica destructiva pasa pues por fomentar la guerra de sexos ( no el feminismo de clase, que siempre reivindicó  a la mujer en la plenitud de  sus derechos evitando así su explotación como tal ser humano) y la exaltación de la minorías imponiendo sus valores  a las mayorías. 

La libertad verdadera pasa por no condicionar al ser humano en su infancia con propaganda, sea de la clase que sea. Otra cosa es la transmisión del conocimiento científico y humanista.

En síntesis, se pretende eliminar la vertebración  de  los pueblos, los estados y los valores ( muchas veces basados en la ley natural) que sirvieron para construir sociedades diferentes, con respeto a sus particularidades nacionales, sin que ello fuera obstáculo para la búsqueda  común,  cada una desde su soberanía, de la justicia, la igualdad y la fraternidad. Compendio  éste que constituye la auténtica libertad.

La globalización, Soros y los suyos, pretenden devolver al hombre a la prehistoria. Sólo así el Gran hermano podrá esclavizarlo del todo, bien endeudado, sin raíces y sin historia en un nuevo neofeudalismo de las multinacionales. Nos quieren convertir a todos en una franquicia.

Tampoco debe extrañarnos, que quienes promueven estas campañas, miren de lado, si no las  apoyan, la destrucción de sociedades y pueblos milenarios con constantes guerras e intervenciones. Se busca el caos  que dará paso desde las cenizas a la nueva tiranía de la mercancía.









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