sábado, 10 de junio de 2017

El referéndum catalán del 1 de octubre

No discuto que Cataluña no sea una nación. Reúne todos los requisitos en la ciencia política para serlo : lengua y cultura propias,  historia, territorio y en una gran parte de su población voluntad de afrontar el futuro desde su propia soberanía, lo que algunos autores definen como una psicología y actitud ante la vida diferenciada del resto de los pueblos de España. Si a eso le añadimos una estructura económica más que suficiente para afrontar el reto, ya habremos reunido de sobras los requisitos necesarios.

En el pueblo catalán anidan, por los motivos ya expuestos, un legítimo sentimiento nacional. Ignorarlo es cerrar los ojos a la realidad e invocar la constitución o cualquier otro instrumento jurídico,de forma constante como un corsé infranqueable, es de una miopía política propia de cegatos e ignorantes.

Ningún matrimonio partiendo de los sentimientos es indisoluble. Tarde o temprano, si uno no quiere el vinculo se romperá en forma de separación o divorcio. Y la patria, al fin y al cabo es un sentimiento.

La burguesía catalana en sus diversas vicisitudes históricas una veces encontró acomodo en la estructura de España, otras veces intentó reformar la estructura del estado para modernizarlo conforme a sus intereses, y en varias ocasiones más, cuando no lo logró, hasta jugo la carta del independentismo, siempre buscando una solución federativa como estado libre asociado al resto de los pueblos ibéricos.

En estos momentos,  la burguesía catalana ha llegado a la conclusión  de que la pesada y obsoleta estructura económica de España, sobre todo encarnada en la burocracia y centralismo madrileño, ya no le sirve para volar y mejorar, sola, por ella misma,  hacia un futuro de mejores beneficios y desarrollo, sin la pesada carga de un estado inservible, atrasado, injusto y cargado de privilegios insostenibles.

Hubo un tiempo en que el acuerdo hasta pudo haber sido posible, en forma de concierto económico o cualquier otra forma jurídica. Hoy ya no lo es. El paquidermo es irreformable y como decía Machado, " Castilla ayer dominadora, hoy desprecia cuando ignora". Particularmente, creo que el problema catalán no es mas que el problema de una España, que en manos de unas oligarquías ignorantes y atrasadas han perdido el tren de la historia, y tarde o temprano está llamada a disolverse y desparecer. Sólo un gran gran pacto nacional, que emane de la voluntad libre de todos los pueblos de España, desde la base, y no desde las estructuras y élites que han llevado a nuestra nación  a una decadencia que solo hace que aumentar hasta su definitivo final, podría lograr una estructura federativa o connacional que permitiera su renacer y permanencia.

De seguir las cosas así, en la próxima crisis económica o en un nuevo diseño del tablero de intereses entre las naciones de Europa, Cataluña podría lograr su independencia. España solo existe en la actualidad porque, siendo una colonia de EEUU y la UE, interesa por el momento que exista. Hace tiempo que nuestra soberanía está más que fallecida y ya sólo sirve a los intereses de unos pocos golfos, que de patriotas no tienen nada de nada, ni nunca lo tuvieron, aunque se abracen a la bandera para ocultar sus vergüenzas

Por el momento, lo del 1 de octubre, pienso yo, no pasará de ser una charlotada más. Una votación simbólica y alguna que otra sanción del Estado central. Ningún funcionario o "botiguer", está dispuesto por el momento a perder uno o dos días de su salario o rentas, por el sueño independentista. Todo se quedará en una pelea entre  políticos autonómicos y nacionales, a cual más corrupto.

Pero no lo olvidemos. El sentimiento y el sueño romántico está ahí en una gran parte de catalanes. Y el sueño y el sentimiento que comparten muchos de los catalanes, no todos, probablemente un 50% de su población,  sólo hará que aumentar si además no se les deja votar.

La historia es cambiante y la estructura oligárquica e inservible del Estado Español, está llamada a empeorar hasta su trágico final, de seguir con las estructuras del Régimen nacido en el 1978. De no adoptarse soluciones inteligentes, democráticas  y soberanas en España,  que de hecho suponen su refundación, se corre el el riesgo de que ante cualquier eventualidad  futura en el teatro de la política internacional, en el juego, siempre cambiante, de intereses de las diversas potencias, Cataluña encuentre su acomodo ; y entonces sí, llegue a su completa independencia. En ese momento el cisma será irreversible. Y nadie querrá quedarse con una estructura muerta, un reducto, que en su día se llamó España ,   y que murió por no atender a sus hijos como debía.




















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