martes, 20 de junio de 2017

Ortodoxos y heterodoxos en el Islam: difícilmente encontrarán un chiita detrás de un atentado

Kapuscinki quizás haya sido el mejor narrador del siglo XX. Periodista y viajero impenitente narró casi todas las tragedias  y conflictos del mundo durante la Guerra fría. Pero no se detuvo ahí, profundizó en el conocimiento de los pueblos que visitó y adquirió un alma universal  que supo comprender el porqué de cada cual en el medio  en que la geografía lo había situado. Y todo lo plasmó en su libros, que del reportaje pronto pasaron a  la literatura, luego a la poesía narrativa, y finalmente a la filosofía.

Este polaco genial anduvo por el Oriente Medio y nos dejó textos que al leerlos hoy podemos comprender mucho sobre los árabes y lo que sucede en esta parte del planeta. Pronto Kapuscinki distinguió dos tipos de árabes y nos explicó  también  la tradicional división entre sunnitas y chiitas. El primer tipo de árabes correspondería a los hombres de las vegas fértiles, laboriosos, agricultores y tolerantes. Su espacio podría aproximarse al cruce de culturas, religiones e influencias neoplatónicas que actualmente sitúan en el mapa a gran parte de Siria, los ríos Tigris y Eufrates , Iraq y Palestina y las riberas del Mediterráneo. En definitiva,  espacios de clima benigno y rutas de comunicación entre oriente y occidente, cruce histórico de muchos pueblos.

La segunda clase de árabes, la constituirían los hombres que habitan allende las vegas fértiles, allí donde el desierto  comienza a hacerse presente, hombres éstos curtidos en   la crudeza  y dificultad del clima, separados de cualquier civilización : ásperos, rudos, intolerantes, violentos, tribales, ignorantes, conquistadores y fanáticos. Hoy  este espacio se ubica en los territorios de las monarquías del Golfo, parte de Jordania, Yemen y Arabía saudita. Los unos, los de las vegas fértiles, no se comprenden con los otros, los del desierto, y tampoco se gustan mutuamente.

En la actualidad,  los segundos nadan en la riqueza petrolífera, pero en el fondo son tan beduinos salvajes, fanáticos e intolerantes como lo fueron sus ancestros.

Con todas las excepciones, que las hay, los territorios de los segundos corresponderían aproximadamente a la rama sunni del islam, la más ortodoxa, literal y menos espiritual. Los chiitas son completamente distintos. Instalados en Siria, Líbano,  parte de Palestina y gran parte de Iraq en sus diferentes vertientes alauitas, drusos, ismaelitas, sufíes, junto a minorías cristianas ( Irán no es un país árabe, aunque su credo mayoritario sea el Chii), habrían elaborado un islam más  heterodoxo, espiritual y teológico.

El beduino en su espíritu tribal y separado de los caminos de la civilización entre oriente y occidente, sólo ha sabido ceñirse a la letra y literalidad del Corán, armando su modelo en el  poder político- y el religioso que legitima el anterior- en los califas, reyezuelosy los poderes tribales.  Por contra, los chiitas, descansan la interpretación de los textos coránicos en los imanes, conjunto de hombres sabios y espirituales, llamados a desentrañar e interpretar en cada momento el mensaje revelado por Dios a todos hombres en los textos dictados al profeta Mahoma. 

Para el sunnita, y sobre todo para sus vertientes más extremas como Wahabismo y el Salafismo, la norma es lo determinante leída textualmente en las enseñanzas del profeta Mahoma. Quien se oponga a ella, será un infiel y en muchos casos digno ser castigado. Por contra, para el Chiíta, lo importante es el mensaje revelado y simbólico, oculto si se quiere en el mismo Corán, que sólo la Guía espiritual puede llegar a desentrañar en toda su amplitud en el camino de perfección que conduce a Dios, Alá. 

El chiiita, por tanto, descansa más en el contenido de la religión, que asocia a un mensaje de fraternidad, universalidad y espiritualidad a todos aquellos hombres que creen firmemente en los valores del monoteísmo, sea cual sea su religión. Así, el chiita participará de muchos valores con el cristianismo y admirará y respetará, mucho más profundamente que el islam ortodoxo,  a los profetas del antiguo testamento del judaísmo y al mismo Jesucristo.

Incluso el chiita, en su constante camino de perfección espiritual, asocia los valore terrenales a la Justicia y Equidad, instrumentos estos de perfección hacia el definitivo camino a la auténtica espiritualidad que lleva al hombre  a  su salvación divina, cuando el reino de Dios se nos haga presente con la llegada de su enviado, el Madhi.

Podría decirse que el chiita, cree que la temporalidad de la vida terrena debe ajustarse  a una especie de teología de la liberación, de forma muy semejante  a como lo hacen  muchos cristianos. Por otra parte, debido a lo críptico  y simbólico para él del mensaje revelado por Dios en el Corán, que solo los imanes y la Guía de todos estos es capaz de desentrañar, en muchas ramas de esta corriente islámica, se han llegado a introducir tendencias esotéricas, muy presentes en las religiones anteriores al Islam en los territorios de las vegas fértiles y cruce de  las civilizaciones.

En el momento en que, los atentados del Estado Islámico, Al Qaeda y otras interpretaciones fanáticas del Islam son utilizadas en guerras, en interés de las potencias occidentales, y los atentados terroristas se extienden por Europa, dificilmente podremos identificar a un chiita. 










No hay comentarios:

Publicar un comentario