jueves, 10 de agosto de 2017

Cuando vengan a buscar nuestro voto: algunos consejos

El teatro electoral sigue. No se detiene, es hora de tomar posiciones. Se anuncian nuevas formaciones en la izquierda y otras no tan nuevas,  se presentan como renovadas ;  es preciso acomodarse con tiempo, las estrategias no se hacen en un día. En un año, a lo máximo dos, se presentarán al electorado nuevas alternativas, magníficas, revolucionarias, de " cambio" las llamarán, o quizás mejoren el lenguaje ( trabajo de filólogos) para decir lo mismo, sin que se note que en las anteriores elecciones ya se utilizó la misma palabra  o similar. Saben que la memoria de la gente es corta y esperan engañarla de nuevo. En Europa, y en España no digamos, desde hace más de 30 años estamos en esas. El rigodón siempre es el mismo : aparece la nueva alternativa, triunfa a veces, forma gobierno pero pronto se impone el " realismo", donde dije "digo ahora es diego", se hizo lo que se pudo-se justificará el líder-, y a lo sumo se toman dos o tres medidas muy llamativas en el campo de los derechos civiles y un poco de maquillaje en el terreno de los sociales. Seguirá el desengaño en el electorado movilizado, fracaso y vuelta a empezar, hasta esperar el momento de encontrar de nuevo una fórmula sorprendente para el próximo teatro electoral. Una vez encontrada la fórmula, caben dos variantes una más audaz, otra más conservadora y a renglón seguido llegarán las primarias o lo que sea, con pelea incluida entre las diferentes corrientes por ver qué grupo disfrutará de las mieles y privilegios de los puestos públicos como meta a alcanzar. Unos se quedarán en la base, esperando otra oportunidad y los que mejor han maniobrado encabezarán la alternativa, que de triunfar le esperará el mismo destino: " realismo", maquillaje y todo seguirá igual. Es como si el sistema, para mejorar, renovarse y estimularse,  viniera controlando  a su propia competencia, necesitando  de ella en ocasiones para sobrevivir. Hacerse la propia competencia evidentemente supone correr con unos gastos de estructura, pero son unas pequeñas migajas bien empleadas, que garantizan  y afianzan los beneficios de la empresa principal.

Los vulgares charlatanes de feria ( los de las migajas y la coludida competencia), son las personas llamadas a despertar y movilizar el teatro electoral cada cuatro años, cumpliendo su rol como capataces, o palanganeros según se mire, de los que verdaderamente mandan: el poder económico nacional e internacional, ahora cada vez mas globalizado. Aunque en estos últimos años, viene sucediendo  que ya hay mucha gente que tiene la sensación de que esta misma obra teatral, con pequeños cambios,  y a pesar de recibir distinto título, ya la ha visto muchas veces. Sospecha el plagio. Por mucho que el poder, el de verdad, domine los medios de comunicación y persuasión, está aumentando por momentos el ejército  de los descreídos, que se sienten cada vez utilizados como clac ( aplaudidores). Los actores- charlatanes podrán representar la comedia que quieran, cada vez más original, pero el público  ya empieza a saber que el precio de la entrada al teatro lo fijan otros, que son los dueños de la taquilla, la tramoya, vestuario, butacas, instalaciones y edificio.

Y encima sigue pagando entrada por la misma obra, la misma comedia, que una y otra vez, se anuncia en un rutilante cartel. Por eso ya en Francia casi  el 70% dejó de ir a votar. En el  siguiente paso la clientela dejará de ir al teatro, o formará su propia compañía.







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