jueves, 21 de septiembre de 2017

Ayer en Lérida

Me precio de conocer Cataluña. Vivo a 40 kilómetros de Lérida y a  bastante menos de su límite territorial. Estudié Derecho en Barcelona y allí trabajé unos años como abogado. Ayer visité una vez más Lerida- ciudad :  día 21 de Septiembre laborable, hora las 18,00 horas aproximadamente. Delante de la Paeria ( El ayuntamiento) casi 2.000 personas, firmes, resueltas, manifestándose. La conocida arteria peatonal y comercial, conocida como la calle Mayor, llena de pasquines pegados en comercios, espacios públicos y todo tipo de lugares : " queremos ser libres, votaremos" y otros muchos mensajes políticos a favor del referéndum y en favor de las libertades. Había otras concentraciones en distintos puntos de la ciudad en igual sentido. Cartelería de igual género por muchos otros sitios. El mismo ayuntamiento, lleno de esos pasquines, parecía su fachada principal un colage por el que se encaramaban las personas para pegar nuevos carteles cada vez más altos. La sede del PP protegida por los mossos. Más que numerosos manifestantes enfrente de dicha sede, las furgonetas de los mossos llenas de mensajes independentistas ( parabrisas, maleteros, techo y puertas laterales). Eran las 20,00 horas y nadie se iba. Los que no participaban, tuve ocasión de hablar con ellos, comprendían y apoyaban.

No es que Cataluña vaya a irse, es que ya se ha ido. Al menos, y hasta que se materialice  en nuevas instituciones en un proceso que será largo y difícil,  podríamos decir que alma ya ha migrado definitivamente hacia otros espacios.

Con muy honrosas y numerosas excepciones, el viejo y recio castellano  de la meseta y el gracioso, dicharachero y centralista madrileño, como ocurriera en todas las citas históricas de España, que lleva más de 300 años en decadencia, siguen sin enterarse de nada. Desde 1898 todas las pérdidas ( y aún antes  con  la llegada de los Borbones al suelo patrio) y divisiones del territorio nacional ( incluidas  las que hubimos de administrar fuera de la península y que considerábamos parte de España) les han tomado por sorpresa en su infinita ceguera.

Este último episodio de segregación lo han trabajado a fondo y conseguido a conciencia los burócratas de un gobierno que no se entera de nada, y  que todo lo convierten en "legalidad" y reglamento.Como si estos instrumentos pudieran por sí solos parar la Historia.

La mayoría de los manifestantes eran jóvenes decididos y con las ideas muy claras. Son el futuro. "No tenim por" ( no tenemos miedo) gritaban. Se han ido. Y lo triste es que muchos de sus vecinos en Aragón, lo más cavernícolas, tampoco se han enterado. Arreglados vamos, si asociamos nuestra suerte al núcleo duro, intransigente, hidalgo y oligárquico de las Castillas y Madrid.

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