jueves, 21 de septiembre de 2017

Concentración en Huesca sobre los sucesos en Cataluña


Detenciones, registros, amenazas. Hemos llegado- ya estamos- en la dictadura. Y es el caso, que la mayoría de la población no ha tomado- ni tiene-  todavía conciencia de ello. La primera dice el refrán " ha llegado, y nadie sabe como ha sido". Ha sido poco a poco en forma de normas y reglamentos ( ya hay uno para conducta humana, por banal y mínimo que este sea). Ayer en Huesca, como en muchas otras capitales de España, hubo una concentración en apoyo a lo sucedido en Cataluña  el día de ayer. Una concentración espontanea en la Plaza de Navarra, no más de 50 personas, con un  cartel en defensa de las libertades y una bandera catalana que es la misma que la aragonesa. No en vano fue la bandera  de  la Corona de Aragón.

A nadie molestó la concentración en un espacio peatonal, pero rápidamente acudió la Policía Nacional con dos furgonetas y tomó varios carnés de identidad identificado a varias personas, todas a la espera de la imposición de una posible sanción administrativa. La concentración, adujeron los agentes, no había sido comunicada a la autoridad competente. Al igual, digo yo, que cuando cualquier equipo de fútbol festeja su triunfo con bastante mas ruido, algarabía, entorpecimiento del tráfico y muchísimas más personas, y el policía más cercado lo puedes situar a varios kilómetros de la fiesta. Dicen que en Madrid sucedió lo mismo, así como  en muchas  otras capitales de España : identificaciones y carnés de identidad y posibles sanciones. Ya  se sabe que una cosa es el "pan y circo", y otra muy distinta la protesta en defensa de las libertades. Lo segundo, desde luego, piensa el poder es mucho mas peligroso.

El régimen de 1978 está putrefacto y moribundo y ya sólo sabe defenderse con la "legalidad", que no la legitimidad. Vivimos en un régimen corrupto que  ha puesto en marcha una escalada fiscal a las capas medias y bajas de la sociedad para expropiarles lo poco que ya tenían ( los grandes monopolios apenas pagan impuestos, y si lo hacen es muy por debajo de los tipos medios) con el fin tapar  los huecos de los regalos que hizo a la banca ( más de 50.000 millones de euros) y  a las grandes empresas de autopistas y constructoras, todas quebradas ; ha rebajado los salarios con toda una batería de leyes laborales, ha subido los precios de la electricidad hasta límites escandalosos  y ha recortado todo tipo de prestaciones en sanidad , dependencia y asistencia social.

El resultado es un país donde los jóvenes que no han emigrado ( más de 300.000) deben afrontar un paro juvenil que raya el 50% y  el  empobrecimiento masivo de la población, mientras los ricos son cada vez más ricos y muchos de ellos roban a mansalva al calor de BOE.

Si todo se aguanta aún, es por la manguera de dinero que en forma de compra de bonos, de forma ilimitada el Banco Central Europeo hace al Tesoro nacional, es decir, deuda y más deuda, y a la coyuntura favorable de la economía internacional en forma de petróleo barato. La tendencia  del crudo es al alza y en cualquier momento puede venir el susto, que cogerá como siempre por sorpresa a un país que no ha hecho nada por mejorar su sistema productivo y sigue anclado en unas estructuras caducas, que sólo se sostienen, en beneficio de unos pocos, a base desigualdad , injusticias y deuda.

De este barco a la deriva se han bajado la mayoría de los catalanes, a los que además no se les reconoce en el Estado español, su singularidad nacional. Singularidad ésta, que el PSOE en su congreso de 1974 y hasta entrados los años ochenta del siglo pasado les reconoció a través del libre derecho a la autodeterminación ; y después dejó insinuado la misma constitución española, al distinguir regiones de nacionalidades, hasta que se decretó el "café para todos".

Los pasos represivos dados ayer mismo por el ejército de abogados del estado ( la Brigada Aranzadi), jueces y policías, no solamente han arreglado las cosas, sino que de forma irreversible las han acabado de estropear del todo. Hoy España ya tiene presos políticos.

El problema ya no es Cataluña, que también, sino los derechos y libertades  de un régimen  moribundo que quiere eliminarlas o reducirlas drásticamente para evitar su caída, y con ella de de toda una estructurada oligárquica que solo ha sabido vivir en los últimos 200 años a costa de su pueblo, vejándolo  y empobreciéndolo.

















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