lunes, 4 de septiembre de 2017

Deir Ezzor : el Leningrado sirio

El teatro sirio es de una importancia crucial. Por primera vez después de la caída de la URSS el empuje del imperialismo  USA y sus aliados está a punto de ser frenado. El triunfo en la Guerra Fría les hizo creer en el fin de la Historia y en el nacimiento de un nuevo orden mundial. La existencia y nacimiento de la URRS había interrumpido, temporalmente, la consolidación total del desarrollo capitalista en su última fase :  el Imperialismo. Desaparecido el país de los soviets, se  reanudó la tarea : supresión de los beneficios sociales en las sociedades occidentales ( pura propaganda para evitar el contagio comunista), guerra de Yugoslavia consiguiendo su partición en varios estados títeres y supresión de su avanzado sistema social ; invasión de Iraq en un primer paso, con el fin de redibujar de nuevo el oriente medio en interés de Arabia Saudí e Israel,  e invasión de Libia. Quedaba  pendiente en este proyecto, contribuir de nuevo, y  aún más,  a la degradación de Rusia como nación, haciendo de la Federación Rusa, una nueva Yugolavia, al dividirla en 10 o 15 pequeños estados, todos ellos muy manejables para expoliar la inmensa riqueza de su territorio. 

Dentro de la reordenación del nuevo orden en el Oriente medio, Iraq solo fue la primera etapa. El proyecto final en el área pasaba por  el troceamiento y desaparición de Siria, un país árabe laico, moderno, socialista a su manera y enemigo del fundamentalismo wahabi ( patrocinado por las monaquías del Golfo y Arabía Saudi) y sobe todo de Israel. Líbano, país por su semejanza  a Siria, ambos laicos  y con  fuerte presencia cristiana y chii, vendría después  y caería como fruta madura dejando así aislado a  Irán;  este último, la joya de la corona a conseguir, enemiga chiita de los Saud, antimperialista y antisionista. Así se conseguiría el  control absoluto del  Oriente Medio, en favor de los aliados de EEUU, Arabia Saudí e Israel, y con él todas sus recursos petroleros.

Pero la dialéctica existe y está en la dinámica de la vida misma. Cuando la tesis adquiere toda su firmeza y se cree inalterable, surge la antítesis. Su contraposición. Rusia ha renacido de sus cenizas, ha frenado el avance de su destrucción con la incorporación de Crimea a su territorio y desde su potencia militar ha recuperado el orgullo nacional y frenado a Ucrania,  el ariete de la OTAN en el Este de Europa.

En Siria está sucediendo lo mismo. Invadido este desgraciado país por la "nueva infantería de la OTAN", es decir una chusma fundamentalista wahabi compuesta por mercenarios de varios países ( chechenos, saudis, tunecinos, libios, marroquies, uigures chinos,  lumpen de los bajo fondos de Europa, y hasta gentes de Ceuta y Melilla) conducidos por Al Qaeda y un nuevo engendro llamado el Estado Islámico, ambos armados y financiados por Francia, Inglaterra, EEUU, Arabia Saudi y Qatar, los invasores están a punto de perder la guerra.

El ejercito Sirio ha reconquistado gran parte de su territorio, aunque aún le quedan bolsas y pequeños enclaves que ocupar. Pero dentro del teatro de la guerra, cuando estas líneas escribo, está a punto de liberar, sino ha liberado ya,  Deir Ezzor.

Esta plaza situada al este de Siria, cerca de la frontera iraquí, y a más  500 kilómetros de las bases del ejercito sirio, quedó aislada y cercada por el Estado Islámico en los primeros momentos de la guerra y en ella se refugiaron más de 100.000 personas, sabedoras de su destino si resultaban capturadas a manos de la chusma salvaje del Estado Islámico, especialista en quemar y decapitar cristianos, chitas, alauitas y todo lo que no  representara la versión radical islamo- fascista del islam wahabista.

Deir Ezzor ha soportado un asedio numantino y heroico a lo largo de tres largos años, siendo abastecida únicamente por el aire, y en alguna ocasión hasta ha llegado hasta a ser bombardeada por el ejercito norteamericano en beneficio de ofensivas del Estado Islámico.

Su gesta es equiparable al cerco y asedio de Leningrado en la II Guerra mundial a manos del ejercito nazi, en condiciones de hambre y sufrimientos de su población,  durante casi tres años.

Hoy se está escribiendo la Historia con mayúsculas, a pesar del silencio de nuestra asquerosa prensa, que nada les informa y sí todo les manipula.










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